Valladolid se alinea con Sevilla por los agravios del Ministro Óscar Puente en las infraestructuras

Como con el túnel de la SE-40 en Sevilla, el problema de Valladolid con el Ministerio de Transportes pasa por un soterramiento. Sería, según explica su actual primer edil, Jesús Julio Carnero, la única manera de eliminar esos muros tangibles que dividen en dos toda su metrópolis. Por ello, si José Luis Sanz enviaba el pasado 11 de diciembre una solicitud formal para ser recibido en el que en su día fue Ministerio de Fomento, el alcalde vallisoletano hacía lo propio este pasado lunes.

Gravita aún sobre su consistorio la decepcionante respuesta de la nueva directora general de Adif, Montserrat Rallo, quien suplió hace unos días al ministro Óscar Puente para ser la encargada de anunciar la cancelación de ese proyecto de soterramiento, al amparo de un supuesto estudio firmado por una veintena de ingenieros y arquitectos, informe que ha sido puesto en duda por el primer edil, así como representantes de colegios profesionales y miembros de la sociedad civil vallisoletana. Todos rebaten los argumentos esgrimidos por el Ministerio de Transportes, cuyo presupuesto estimado –1.570 millones de euros– triplica la tasación que estos hacen de «alrededor de quinientos millones».

De nuevo, como ocurrió con la cancelación del proyecto de soterramiento del cierre de la SE-40 a su paso por el Guadalquivir, el principal motivo para el rechazo ministerial, aunque no reconocido públicamente, es el económico. Si en Sevilla se obligó a replantear de nuevo todo el diseño, en Valladolid directamente han pasado por encima con la tuneladora. Un agravio comparativo si se pone sobre la mesa el desarrollo del Plan de Rodalies, para cuya primera fase (2020-2025) el Ministerio de Transportes ha anunciado «más de 4.600 millones de euros para responder a las necesidades de movilidad de la ciudadanía de Cataluña, impulsando un transporte público ferroviario más sostenible, fiable y resiliente y anticipándose a las demandas del futuro».

El informe adverso del Ministerio de Transportes ha motivado un rechazo en bloque de la sociedad civil vallisoletana, cuya enérgica repulsa contrasta con la tímida réplica sevillana, donde no todos los colegios profesionales alegaron con la misma contundencia que sus homólogos de la capital castellana. De hecho, algunas voces críticas han reclamado en el seno del Colegio de Ingenieros de Caminos de Sevilla que se ejerza una postura «clara y contundente» sobre la elección del puente de la SE-40 en lugar del anteriormente adjudicado túnel.

En la epístola que anteayer envió el alcalde de Valladolid al Ministerio se pone en duda la veracidad de ese informe estatal, así como se exige la aclaración sobre quiénes son esos «veinte expertos» que supuestamente elaboraron el informe. Cabe recordar que este martes se cumplió un mes de la primera, y también última, visita de Óscar Puente a Sevilla como nuevo ministro de Transportes. En aquella ocasión vino exclusivamente para inaugurar la conexión entre Espartinas y la autovía A-49, reconociendo no tener respuestas para el resto de obras pendientes en la provincia de Sevilla. Pese a ello, aseguró, como más adelante apostilló el socialista Javier Fernández, que volvería «en unas semanas» para dar más detalles de sus planes para Sevilla. Esa visita no se ha llegado a celebrar, sin previsión de que ocurra próximamente con el agravante del revuelo generado por el caso Koldo en su Ministerio.

Para comprender este alineamiento entre capitales conviene recordar que el actual alcalde de Valladolid, el 'popular' Jesús Julio Carnero –que fue quien le arrebató la vara de mando vallisoletana al ahora ministro de Transportes–, tiene un fuerte vínculo afectivo con la capital hispalense desde hace casi medio siglo, cuando tras la muerte de su padre viajó junto a su familia hasta la basílica del Gran Poder, de cuya corporación es hermano desde hace un año a través de su amistad con el político Jaime Raynaud y el empresario hostelero Ramón López de Tejada. A raíz de sus habituales visitas a la capital hispalense fue conociendo sus problemas de transportes, así como las promesas incumplidas del Gobierno de la nación.