Sevilla no saldrá de la sequía pese a que el invierno será más lluvioso de lo normal
Un informe de Emasesa baraja medidas como la reducción de la presión en la red durante algunas horas si persiste la situación
El objetivo pasa por reducir un 10% el consumo y no descarta en un futuro limitarlo e incluso reducir la presión
El tercer bando de Emasesa por la sequía insta a los sevillanos a reducir un 10% el consumo en los hogares
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Sevilla
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Iniciar sesiónEl Consejo de Administración de Emasesa abordará hoy el informe de gestión de la sequía que presenta una previsión muy pesimista: por mucho que llueva el próximo invierno, que se prevé más húmedo de lo habitual, no se solventará el ... déficit hídrico. El panorama es desolador, con un déficit acumulado de 290 hectómetros cúbicos. Esto supone dos años de consumo de agua en Sevilla, mientras que la lluvia que se espera según los modelos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) de cara al próximo trimestre -diciembre, enero y febrero- apenas tiene una desviación positiva de 10 milímetros, que es la superficie que cubre el agua caída sobre el suelo.
Durante el estado de emergencia se establece reducir el consumo del sistema hasta un 10%, como objetivo, no como obligación. Para ello se han adoptado medidas para potenciar la concienciación y Emasesa no descarta en un futuro limitaciones más severas en el uso del agua potable e incluso la reducción de la presión en la red de distribución durante horarios de baja demanda.
Actualmente, los seis embalses que abastecen a Emasesa (en un 75%) y a Aljarafesa (un 25%) están por debajo de los 205 hectómetros cúbicos, teniendo en cuenta que su capacidad total es de 641. Eso conllevó el pasado 4 de septiembre a declarar la 'emergencia' por sequía, que es el grado más alto que contempla el Plan de Emergencia por Sequía, que se activa al disponer de menos de 221 hm.
El citado informe, al que ha tenido acceso ABC, es muy claro en su introducción: «Nos encontramos ante la peor sequía conocida en nuestro sistema», después de seis años de aportaciones deficitarias. Éstas han sido «pésimas» en los dos últimos años hidrológicos (del 1 de octubre al 30 de septiembre). En 2021-2022 se recibieron 57 hectómetros cúbicos y en 2022-2023, 70. El presente año ha comenzado con mejores datos que los anteriores, ya que se han recibido ya 26 hm durante octubre y noviembre, pero siguen siendo muy insuficientes para salir de la situación de escasez.
Para entender la situación, sólo hay que echar la vista atrás: de 2013 a 2016, los recursos embalsados se mantuvieron entre los 475 y los 635 hm. Es decir, no hubo riesgo. Tanto es así que las lluvias de la primavera de 2018 los llenaron. Y, a partir de ahí, han ido descendiendo hasta situarse apenas por encima de los 200.
Las dos hipótesis de Emasesa
¿Y el futuro? El informe de Emasesa maneja dos hipótesis sobre las posibles aportaciones a los embalses: una basándose en un periodo de retorno de cien años, con una serie de aportaciones que ocurren estadísticamente con un 1% de probabilidad; y la de la serie equivalente a la sequía de 1991 a 1995, cuyo escenario es ligeramente más pesimista que la anterior.
«Pese a que ambas pronostican una mejora de la situación de escasez durante el año 2023-2024, dada la situación actual se hace necesario considerar una tercera hipótesis pesimista que nos permita analizar la evolución de los recursos en caso de que los próximos dos años sigan siendo extremadamente malos en cuanto a aportaciones», explica el documento.
La previsión de lluvia de cara al próximo trimestre ha empeorado y la desviación positiva apenas llega a los 10 mm
Es aquí donde entra en juego la previsión de precipitaciones para los tres próximos meses de la Aemet. La Agencia pronostica lluvias «levemente por encima de la normalidad». Pero, respecto a meses anteriores, se han reducido las expectativas de tener un otoño e invierno más húmedos de lo normal. En esta zona de la península se observa que existe entre un 50 y un 60% de posibilidades de que sean meses húmedos. Por ello, concluye el informe: «De cumplirse, las aportaciones recibidas no serán suficientes para que el sistema supere por completo el episodio de sequía».
Por otro lado, el servicio Corpernicus de la Agencia Europea del Cambio Climático muestra la desviación esperada de las precipitaciones respecto a la media. Y, así, «se prevé que las lluvias acumuladas en los meses de diciembre a febrero presenten una desviación entre -10 y 50 mm respecto a la media, situándose nuestra demarcación en el límite en el que la desviación positiva esperada sólo llega a 10 mm». Y este dato es peor que el que pronosticaba el último informe, donde se esperaba que toda la península tuviera una desviación positiva de entre 10 y 50 mm.
¿De dónde sacar agua?
Emasesa presenta un listado de actuaciones que ya se han llevado a cabo para paliar los efectos de la sequía que van desde las obras en infraestructuras como en la reducción del consumo de la población. Gracias a las campañas de concienciación y a las limitaciones impuestas al uso del agua en los distintos bandos, se ha logrado reducir el consumo un 5,2% respecto a 2019, de forma que el consumo unitario doméstico es ahora de 106 litros por habitante y día, el dato histórico más bajo.
Sin embargo, no es suficiente, y Emasesa plantea ya un nuevo escenario en caso de persistir la sequía y proyecta la incorporación de recursos externos. En el sistema Huesna, por ejemplo, Emasesa podría recibir 6 hectómetros cúbicos al año, algo que se ha solicitado a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG).
El déficit acumulado desde 2018 es de 290 hectómetros cúbicos, una cifra equivalente a dos años de gasto
En cuanto a las aguas subterráneas, se ha presentado otro proyecto a la CHG con una inversión de 7 millones de euros, pero los caudales disponibles en la zona de Alcalá del Río y Burguillos desestiman su ejecución. Se está evaluando la posibilidad de utilizar los caudales de rechazo de la explotación minera de Cobre las Cruces, pero está supeditada a los parámetros de calidad. Actualmente, se desestmina el uso por la presencia de metales pesados, mientras se trabaja para encontrar un aprovechamiento alternativo adecuado.
El embalse del Pintado es un recurso posible a utilizar, ya que hay disponibles unos 30 hm, aunque están destinados al riesgo. Por su parte, respecto al Sistema de Regulación Integral, el río se contempla como vía de recursos extraordinarios durante la sequía porque pueden, además, utilizarse para realizar intercambios con la zona regable del Viar, de forma que el pantano del Pintado se use para abastecimiento y, el río, para la campaña de riego. Ya están en marcha las obras para interconectar estos tres sistemas, que acabarán en 2024.
Emasesa considera que la fórmula con menor impacto económico es la incorporación directa de recursos del río al sistema de potabilización o, si no, el citado intercambio con el Pintado.
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