Urbanismo
Santa Justa, cara y cruz del estudio de arquitectura más internacional de Sevilla
Fue la obra que catapultó a Cruz y Ortiz a la elite de la arquitectura mundial a principios de los años 90, pero treinta años después siguen sin poder completar la urbanización del entorno a pesar de que otros proyectos suyos los avalan
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Iniciar sesiónDecir que los arquitectos sevillanos Antonio Cruz y Antonio Ortiz no han tenido suerte con la estación de Santa Justa no se ajusta a la realidad, pero la hipérbole permite comprender a la primera la sucesión de problemas, obstáculos y quebraderos de ... cabeza a los que se enfrenta su estudio de arquitectura tres décadas después de que la terminal ferroviaria del AVE entrara en servicio. El bloqueo por parte del Ayuntamiento de su proyecto de ordenación encargado por Adif (gestor de infraestructuras ferroviarias) es el último jalón de estas adversidades, en claro contraste con otros proyectos de reordenación urbana que llevan también su firma.
La estación central de viajeros en el antiguo prado de Santa Justa los catapultó a la cima de la arquitectura internacional por su sabio manejo de la iluminación, su gran vestíbulo diáfano y el empleo del ladrillo , sutil homenaje sin mencionarlo a la antigua estación de Córdoba, conocida en el argot ferroviario como Sevilla Plaza de Armas.
La estación del AVE, símbolo de la modernidad de la España rutilante de 1992 , quedó incompleta. La ordenación de sus alrededores quedó pendiente y la ciudad, exhausta tras el esfuerzo que supuso la Expo, dejó pasar el tiempo. Entre tanto, los propios gestores de la estación consintieron que se pervirtiera el concepto de su majestuoso vestíbulo –reminiscencia del de la Grand Central Station neoyorquina inmortalizada en el cine– con cubículos, casetas y construcciones modulares para tiendas y servicios de toda laya que adulteraban la lectura arquitectónica del edificio.
Urbanización exterior
Los propios arquitectos reconocen que, desde los bosquejos iniciales, la gran nave de la estación estaba arropada por construcciones aledañas que le dieran un sentido a su implantación en mitad de un predio comunal excepcionalmente virgen en mitad de la ciudad.
Ellos mismos lo recuerdan en la ficha del proyecto de 2018 ahora bloqueado: «Siempre se propuso la creación de una edificación perimetral que dotara a la estación de un nuevo y controlado entorno propio. Desde el diseño en 1989 de la estación, que entraría en servicio en 1991, siempre permaneció el proyecto incompleto , ya que desde los croquis iniciales, la estación se arropaba con l os llamados 'edificios de la estación' que le ayudaban a asentarse y ordenar en unos terrenos que por aquel entonces podían recibir con justicia el calificativo de 'tierra de nadie' . Este perímetro, del que hoy se vuelve a hablar, nunca llegó siquiera a iniciarse. Los solares han permanecido vacíos o bien han sido ocupados de manera precaria por aparcamientos para coches de alquiler, camiones u otros usos menores».
Es comprensible que la desordenada ocupación de los suelos aledaños enerve a los arquitectos y a quien muestra una mínima sensibilidad por el urbanismo. Santa Justa es una joya (único edificio premio nacional con la Facultad de Matemáticas de De la Sota) sin escaparate donde lucirse . Al contrario: todo lo que tiene alrededor le quita brillo. Y ahí sigue, descuidado el entorno.
Parecidos razonables
Para calibrar mejor la ordenación que Cruz y Ortiz proponen para Santa Justa, basta ojear su catálogo de proyectos . Es fácil encontrar similitudes con el campus universitario de la Salud de la Universidad de Granada , puesto en servicio de 2015. Los cuatro grandes edificios albergan departamentos y despachos de las cuatro facultades que incluía el programa constructivo: Medicina, Farmacia, Ciencias de la Salud y Odontología. Cierran la parcela y le confieren un perímetro reconocible a la intervención.
Otro tanto puede decirse de su proyecto para la estación intermodal del AVE San Cristóbal de La Coruña , donde una torre para oficinas y hotel se convierte en el hito urbanístico de la intervención. El proyecto quedó finalista en el concurso de 2010 pero no llegó a ejecutarse.
Cruz y Ortiz tienen bien ganado prestigio en reordenaciones urbanísticas del ámbito ferroviario . Ahí está su estación de Basilea, en Suiza , para certificar su preocupación por integrar usos y formas que de otro modo se yuxtaponen sin orden ni concierto: véase el caso de Sevilla.
Muchos de sus proyectos incluyen reordenación de los espacios colindantes. Tal vez el más llamativo sea el concurso para el Museo de Arte Oriental de Shanghai , en el que quedaron finalistas, con una arquitectura orgánica para el recinto expositivo que contrasta abiertamente con los rascacielos que se proponen en su perímetro.
De la integración de la ciudad en el campo da buena cuenta el proyecto para el campus y École Centrale del campus de Saclay , una meseta al suroeste de París. En fase de realización, el ejemplica el cuidado con que Cruz y Ortiz tratan la trama urbana en algo tan funcional como barrio de manzanas abiertas.
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