El Pregón imposible de Rodríguez-Buzón al Valle
SEVILLA. Recién estrenada una nueva primavera que, como todas las primaveras, siempre trae ilusiones y esperanzas renovadas, la Hermandad de Nuestra Señora del Valle sueña ya, impaciente, con el otoño porque en otoño, el próximo por fin, esta cofradía del Jueves Santo verá convertido en ... realidad un gozoso anhelo, tanto tiempo aguardado: ver coronada canónicamente a su sagrada titular. Será en otoño, como en otoño fueron coronadas en los últimos años del siglo XX otras Dolorosas sevillanas como María Santísima de las Angustias, Madre de Los Gitanos; Nuestra Señora de la Encarnación, Reina del barrio de la Calzá, o María Santísima de la Estrella, la más querida y venerada Vecina de la calle San Jacinto. Casi en otoño será coronada también este año la Virgen de los Dolores, amparo y alegría para El Cerro del Águila. El 1 de noviembre próximo ya tiene reservado lugar preferente y estelar en los más de cuatro siglos y medio de densa y rica historia del Valle, peregrina hermandad por templos sevillanos.
Con ilusión creciente, la hermandad se afana en los preparativos para el gran día en que Sevilla corone a su Virgen del Valle, a la que profesó franca y acendrada devoción un gran cofrade y pregonero de Sevilla: Antonio Pedro Rodríguez-Buzón, el inolvidable poeta de Osuna que el día 27 del mes que viene, festividad de la Virgen de Montserrat, habría cumplido 89 años de edad de no haberse ido para siempre en agosto de 1977, hace ahora casi veinticinco años, para piropear eternamente con sus versos a su venerada Virgen del Valle.
Rodríguez-Buzón, exquisito y fino poeta, será para siempre recordado en Sevilla por su extraordinario y lleno de lirismo Pregón de la Semana Santa que pronunció el 11 de marzo de 1956 en el ya desaparecido teatro San Fernando, de donde salió a hombros, como si de la plaza de toros de la Real Maestranza se tratara, tras entusiasmar al auditorio.
Si alguien te alza la mano
o te ofende, Gran Poder,
te juro Dios Soberano
que ése no pudo nacer
bajo el cielo sevillano.
Así concluyó aquella histórica y memorable exaltación, abierta en honor al pregonero con la interpretación de la sublime y fúnebre marcha «Virgen del Valle», partitura excelsa debida a Gómez Zarzuela. En aquel pregón de 1956, Rodríguez-Buzón dedicó a su devota advocación versos como los que recogidos en esta página, pero más se le recuerda por su vibrante canto macareno, con primorosos requiebros a la Esperanza. Años después, en la primavera de 1964, Rodríguez-Buzón, que ya había escrito en 1954 «La Virgen de Sevilla» dedicado a la Macarena, pronunció el Pregón de la Coronación Canónica de la Señora de San Gil.
Hoy, tantísimos años después, y a los veinticinco de su muerte, ¿qué pregón escribiría a su Virgen ante su próxima coronación canónica Antonio Rodríguez-Buzón, aquel comerciante cuya tienda de recuerdos en la calle Sagasta era una casa abierta a todo el mundo? Para siempre será ya un Pregón imposible, pero que nadie mejor que él habría sido llamado a proclamar ante su Valle.
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