acto de inicio del curso
Santa Isabel de Hungría rinde un homenaje a la huella dejada por Rafael Manzano como profesor
Gonzalo Díaz Recasens, Juan Ruesga Navarro, José María Cabeza Méndez, Fernando Mendoza Castells y Francisco Torres Martínez rinden tributo a su maestro
La Academia de Santa Isabel de Hungría destaca en un homenaje el buen oficio arquitectónico de Ramón Queiro Filgueira
Sevilla
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Iniciar sesiónLa Real Academia de Santa Isabel de Hungría ha comenzado este martes por la noche su curso 2022/2023 con un acto en el que se ha rendido un merecido homenaje al profesor Rafael Manzano Martos, que dejó una profunda huella como ... catedrático de la Escuela Superior de Arquitectura de Sevilla, donde llegó a ser decano. Dado el gran legado que ha dejado, han intervenido algunos de sus antiguos alumnos.
Tras unas breves palabras del presidente de Santa Isabel de Hungría, Juan Miguel González Gómez, y del secretario general, Fernando Fernández Gómez, ha comenzado el turno de disertaciones Gonzalo Díaz Recasens con un discurso titulado 'Mis experiencias como alumno de Rafael Manzano'. Según este arquitecto, «adquirí una deuda con Rafael Manzano en la década de los años sesenta. Como anécdota diré que los bedeles de la Universidad no se atrevían a borrar los dibujos que don Rafael había hecho en la pizarra». Sobre esos dibujos ha comentado también que «nunca perdía de vista el conjunto, la totalidad del edificio. Elegía los dibujos según el tipo de arquitectura que explicaba. El gótico se explicaba con una sección y el bizantino, con una planta».
Igualmente ha recordado las excursiones que organizaba el profesor Manzano para visitar alguna joya arquitectónica, como la Alhambra o Medina Azahara. «En las excursiones era igual de apasionado y nos entusiasmaban sus clases de historia. Nunca mostraba nada de cansancio porque era inagotable y su energía era superior a la de sus alumnos».
Por su parte, Juan Ruesga Navarro ha reflexionado sobre el tema 'Un maestro entre nosotros'. «Su figura se alarga con el paso de los años. Hay que devolver a la sociedad parte de lo que hemos recibido, y en esa parte está este homenaje a Rafael Manzano». Igualmente ha añadido que «en esta época en la que los alumnos se rigen por los másteres, la figura del maestro se ha desdibujado. Parece que hay que mantener al colectivo en una dorada mediocridad. Por eso, más allá de los trabajos que hizo Rafael, de las grandes reformas que acometió en distintos edificios, está su magisterio».
Como no cabía esperar de otra forma, este arquitecto y escenógrafo ha revelado la fascinación que sentía por los «extraordinarios» dibujos que Manzano hacía en la pizarra. «Además de un maestro, Rafael es un gran conversador». Y ha concluido diciendo que «has dejado a tu paso el ejemplo de tu magisterio con sencillez y con tu figura delgada y nerviosa».
José María Cabeza se ha centrado en el apartado 'Rafael Manzano y el Alcázar'. «En 1963 Romero Murube conoce a un joven Manzano y le pidió ayuda para la conservación del Alcázar. Luego Rafael fue 18 años director-conservador del Alcázar. Él aportó una nueva dimensión sobre este edificio y logró un saneamiento y mejora del mismo. Rafael dice que se siente orgulloso sobre toda su intervención en Medina Azahara más que en el Alcázar, pero nosotros nos sentimos orgullosos de él».
A continuación ha intervenido Fernando Mendoza Castells con un breve discurso titulado 'Recuerdos de Manzano'. Ha iniciado sus palabras subrayando que «la Escuela de Arquitectura de los años sesenta estaba politizada en un momento en que los profesores y alumnos se tuteaban. Su genial sentido del humor y su liberalismo lo distanciaban de los profesores de aquella época, que eran franquistas». Asimismo ha incidido en la capacidad de Manzano para dibujar con una tiza sobre una pizarra edificios tan emblemáticos la iglesia de Santa Sofía de Estambul. «Lo que caracterizaba su obra era su respeto por el entorno urbano, algo que no se tenía en cuenta. Además, siempre luchó a contracorriente».
El último de los antiguos alumnos que ha intervenido ha sido Francisco Torres Martínez, cuyo texto ha titulado 'El profesor Manzano'. «Su discurso era inteligente y la clave era que la arquitectura se muestra en el edificio. Él defendía la idea del edificio como único exponente de la arquitectura y la claridad en su discurso. A ello unía el aprendizaje del dibujo como herramienta».
Ha finalizado el acto el propio Rafael Manzano, que ha dicho que «siempre recordaré esos años fundacionales de aquella Escuela totalmente politizada en la época final del franquismo y los primeros años de la Transición». «'Manzano, escucha. La Escuela está en la lucha'», ha bromeado el arquitecto rememorando aquellos tiempos de reivindicaciones estudiantiles. «Era una época de carencia de un profesorado dotado para la docencia, había carencia de materiales y de espacios. Mi obsesión era que todas las disciplinas que componían el eje troncal de la Escuela no tuvieran un fin en sí mismas, sino que fueran vías para el conocimiento de la arquitectura. El lenguaje transmisor del arquitecto, además del lenguaje hablado, son el dibujo y la geometría. El edificio estudiado es el mejor documento que existe sobre sí mismo. A esta Arquitectura con mayúscula rendiré mis armas como un enamorado a una diosa antigua», ha concluido.
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