El Rincón de...
Reyes Pro Jiménez: «El hospital de las Cinco Llagas fue un centro comparable al Virgen del Rocío»
Esta semana, en el Ateneo, acercará al público a los orígenes, entre otros, de este centro sanitario de la época, que ni estuvo donde está hoy y además fue el primero en atender a mujeres
«Las epigrafías abadí y nazarí constituyen una de las aportaciones más relevantes al arte islámico»
Félix Machuca
Sevilla
—Empecemos por el principio de esta historia. ¿Dónde estuvo su primera etapa y por qué solo dedicado a mujeres?
—Estuvo en la calle Santiago, cerca del llamado hospital del Cardenal, de los más importantes de Sevilla, pero que no atendía a las mujeres. ... Hablamos del año 1500.
—¿Hay algo en la vida de Catalina de Ribera, su fundadora, que la empujara a tomar una decisión así?
—Que yo sepa, no. Pero evidentemente en la Sevilla de la época era necesario atender a las mujeres, porque en la atención sanitaria había separación por sexos y casi no se atendía a las mujeres.
—Ni por asomo se podría decir que Catalina de Ribera tuviera un sentimiento tan actual como el feminista. Pero, en sí mismo, su iniciativa sanitaria y social la acercan mucho…
—Evidentemente. En la práctica lo acerca mucho. Hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría de hospitales, más de cien en la Sevilla de la época, habría que dividirlo en tres grupos: albergues, enfermedades peligrosas y los hospitales sanitarios.
—¿Por qué su hijo don Fadrique lo traslada a su actual emplazamiento en la Macarena?
—Porque necesitaba ampliarlo, se empezaba a asistir a hombres —los clérigos se habían asistido siempre—y los avances médicos aconsejaban que los hospitales estuvieran fuera de las murallas para evitar contagios.
—El caso es que dejó para la posteridad uno de los edificios renacentistas más significados en una ciudad eminentemente barroca.
—Un edificio civil, reflejo de una de las muchas caras de Sevilla: se podía levantar el Ayuntamiento y la cárcel de la ciudad. O sea, la Sevilla del oro y de la miseria.
—Los planos del edificio estuvieron inspirados en el gran hospital de Milán, pasando por el primer hospital moderno de la ciudad.
—Así es. Por eso se tienen en cuenta la amplitud de los espacios, de los patios soleados y bien aireados. Elementos todos que se creían ayudaban a sanar al enfermo.
—¿Continuó siendo un centro solo para mujeres?
—No, poco a poco fue admitiendo a hombres. Y fue fundamental para asistir a la Sevilla epidémica, que no solo es la de 1649.
—Llegó a tener en nómina a cincuenta empleados para convertirse en uno de los hospitales más grandes de Europa…
—Y además esas personas estaban bien pagadas y tenía una botica muy buena. En su tiempo fue como hoy pueda serlo el Virgen del Rocío. Fue el gran hospital de la ciudad desde el siglo XVI.
—El caso es que ese hospital fue el principal centro asistencial de las grandes epidemias sevillanas, donde se curó hasta donde se pudo y se investigó para hacer avanzar la Medicina.
—En la época de la fundación de las Cinco Llagas hay avances médicos recogidos en los tratados escritos por el licenciado Forés, quien ya en 1481, escribió 'Tratado útil contra tanta pestilencia', que en 1505 actualiza Álvarez Chanca, médico sevillano, que demostró que no toda epidemia era de peste y que muy bien pudo asistir a enfermos en el hospital originario de la Cinco Llagas.
—¿Cuál fue la última gran epidemia que combatió el hospital en la ciudad?
—La de la fiebre amarilla de 1800 que diezmó a la población. Tras la de peste bubónica de 1649, fue la que mayor impacto causó en nuestra demografía.
—Los centros sanitarios contaban, en general, con una muy estimable iconografía religiosa. ¿Fue el caso del hospital de las Cinco Llagas?
—Era fundamental la asistencia religiosa. Tanto como la social y la sanitaria. En todos los hospitales hubo culto a imágenes y en las grandes salas de enfermos había una imagen religiosa.
—Usted anda enfrascada en un tema muy atractivo sobre la iconografía mariana: las vírgenes lectoras. ¿Que representan?
—Representan la idea de la mujer culta, lectora, con un papel cultural en su sociedad, transmisora de saber y, en muchos casos, herederas de los libros familiares.
—¿El libro era un compendio de sabiduría, prestigio y santidad?
—Sí, era símbolo de las tres cosas. Las élites podían leer y la santidad era un atributo de la sabiduría.
—Las primeras inmaculadas aparecen, entre sus atributos simbólicos, con libros. Luego desaparecen. ¿Tenemos explicación?
—No, los atributos inmaculadistas son muy aleatorios. Unos perduran, como la corona de doce estrellas y la media luna. Otros, como el de los libros, presentes en muchas primeras representaciones, desaparecieron, pero perduran advocaciones sevillanas.
—¿Dígame las dos vírgenes lectoras más representativas de nuestra iconografía local?
—Hay muchas, muchísimas. Para mí las más representativas son 'La Virgen del Voto, Inmaculada de Pasión, y la 'Virgen de la O Gloriosa'.
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