De la misa la media

La misa más fría de la temporada

Iglesia en Sevilla

«No se podía orar ante la presencia real de Jesús sacramentado a la vista. Y ya sabemos el frío que se le mete en los huesos al hombre cuando le falta el aliento del Espíritu por dentro…»

Misa en el Santuario de los Gitanos ABC

Misa en el Santuario de los Gitanos (Centro histórico)

  • Fecha: 4 de diciembre

  • Hora: mediodía

  • Asistencia: casi 30 personas

  • Preside: Diego Cardenal Montes SDB

  • Ornato: dos jarrones con flores moradas y velas encendidas

  • Música: ninguna

En el santuario de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Nuestra Señora de las Angustias Coronada (la antigua iglesia del colegio del Valle, vamos) hace frío. En realidad, el jueves por la mañana hacía frío en toda Sevilla porque los rayos de sol no ... comparecieron y el ambiente húmedo del día anterior acrecentaba la sensación gélida. No es de extrañar que aquí y allí, enchufados a las naves laterales, haya cuatro o cinco calefactores para los muy frioleros.

El otro frío es de índole espiritual. En el presbiterio del santuario reciben culto las imágenes titulares de los Gitanos, pero el sagrario está en una capillita pequeña en la nave de la epístola. Y aquel día, estaba cerrada con unos cortinajes rojos y un letrero que pedía disculpas por los trabajos de mantenimiento. O sea, que no se podía orar ante la presencia real de Jesús sacramentado a la vista. Y ya sabemos el frío que se le mete en los huesos al hombre cuando le falta el aliento del Espíritu por dentro…

Hablando de carteles, en el cancel encontramos el más sorprendente de todas las iglesias sevillanas prohibiendo acceder al interior con patinetes. Ciertamente inusual, que revela cómo han cambiado los usos y costumbres de quienes frecuentan los templos devocionales de nuestras hermandades.

En el tiempo que duró la misa (menos de media hora), desde luego, nadie lo intentó. La treintena corta de fieles que componía la asamblea era una mezcla en diferente proporción de asiduos y paracaidistas que habían caído por la zona a la hora del ángelus. Que en el exiguo grupito este cronista reconociera a una amiga, antigua vecina, y a un antiguo profesor del BUP no cabe encuadrarlo más que en la categoría de 'diosidencias'.

Del oficio divino se encargó don Diego, salesiano habitual del servicio religioso en el templo, quien milita en el numeroso ejército de religiosos de mucha edad que se encargan de atender los cultos diarios de las hermandades y a los que los sevillanos deben estarles muy agradecidos por su dedicación. Así que vamos a disculpar que oficiara sin casulla, revestido sólo con la estola, herencia de otros tiempos quizá.

Fue una misa de diario entre semana. O sea, no hubo homilía, pero hubo lo principal: consagración y comunión. Para ello, un acólito de la hermandad (el escudo en el uniforme así lo proclamaba) trajo la reserva de la capilla sacramental cuando tocó, aunque el celebrante debió echarlo en falta porque hizo una pausa antes del gesto de la paz y miró en dirección a donde trajinaba. También pasó el cepillo y tocó las campanitas al inicio de la misa y durante la consagración. Lo que viene haciendo un capiller toda la vida.

Definitivamente, la asamblea perdió el oremus, pero no porque enloqueciera de súbito como asegura el habla popular, sino porque el oficiante repitió «oración» antes de pronunciar la colecta y la final. El lector también dijo «salmo responsorial», que debe omitirse, antes de enunciar la antífona. Pero estos matices no pueden empañar una celebración que calentó los corazones por dentro en vista del frío que sentimos por fuera.

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