El Rincón de...
Miguel Olid: «Manolo Summers fue un tipo solo ante el peligro, un auténtico llanero solitario»
Mañana, en el Festival de Cine de Málaga, se ofrecerá un avance de su documental, dedicado al director sevillano de cine más visto en España y en el extranjero
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Sevilla
—No es ninguna exageración. Tengo entendido que 'Adiós cigüeña, adiós' suma tres millones y medio de espectadores y que, en Colombia, por ejemplo, la han visto más espectadores que al Padrino de Coppola…
—Es el cineasta andaluz que mayor éxito ha obtenido con ... una película en España y en el extranjero. En Tokio tuvo un estreno de gala equivalente a uno en un cine de la Gran Vía.
—En cambio, en Sevilla, su patria chica, ha sufrido una especie de 'damnatio memoriae', de la que va saliendo poco a poco. ¿Hay razones que lo expliquen?
—Para mí no, no hay razones que lo expliquen. No tiene calle en la ciudad como la tienen otros cineastas. Pero tuvieron que pasar 25 años de su muerte para que la ciudad se acordara de él y le diera la medalla de hijo póstumo. Sigue con la deuda pendiente de que no tiene una calle. Hasta en Arcos de la Frontera tiene una dedicada.
—Fue un verso suelto, un lobo solitario refractario a las camarillas y grupos de presión. Un hombre solo ante el peligro, ¿no?
—Totalmente. Esa es la clave. En el proceso del documental que estamos rodando lo visualizo así, como un hombre solo ante el peligro, como un llanero solitario.
—Nunca tuvo el respaldo de la profesión. ¿Por qué?
—No era hombre de camarillas, ni de grupos de presión. Decía de sí mismo que era una especie de perrito sin amo.
—Su capacidad de empatía no fue su mejor virtud. Pese a que en la corta distancia fue un tipo la mar de simpático. Que lo compre quien lo entienda, ¿no?
—Era muy tímido y paradójico. Yo le hice una entrevista y podría decirte que fue la menos afortunada de todas las que he hecho.
—¿Qué pasó?
—Quizás mi error fue presentarme como crítico de cine y él los detestaba.
—Durante la dictadura lo destrozaron los censores. En la democracia fue muy crítico en sus viñetas de humor en ABC con Felipe y Guerra. Tampoco fue muy diplomático con la Iglesia…
—Estuvo siempre contra el poder. Estuviera quien estuviera. Su padre, que fue gobernador civil, representaba una doble autoridad, fuera y dentro de casa, y eso quizás fuera demasiado para su espíritu rebelde.
—A Pepote Rodríguez de la Borbolla le dedicó en un dominical de ABC un repaso intensivo, de los que no se salen sin auxilio terapéutico.
—Así es. Largó estopa, pero luego, coincidiendo en un vuelo trasatlántico, se produjo un acercamiento que fue el principio de una gran amistad. Summers dejó una honda huella en Pepote.
—Y a Méndez-Leite, el actual presidente de las Academia de Cine, le montó una perfomance ante la puerta de su despacho con la ayuda de 'Los hombres G', cuando era director general de cinematografía…
—Summers fue muy crítico con el sistema de ayudas al cine. Tanto en el franquismo como después. A lo que usted alude fue al entierro del cine español que él montó delante de su despacho con Los Hombres G y un ataúd portado por los músicos. Para algunos directores del cine de la época Summers se colocó en el sitio equivocado.
—Tampoco se libró de su radar implacable la propia Pilar Miró, pese a su amistad…
—No hacía prisioneros ni prisioneras…
—¿Era un puritano, un crítico cerval, un incorruptible o un cachondo mental que se reía del mundo?
—Un cachondo mental que se reía de todo y todo lo criticaba con una envidiable capacidad de observación.
—¿Era más hipocondríaco que tanatofóbico ?
—Al cincuenta por ciento.
—Tenía un humor negro que hoy rechinaría. La viñeta del verdugo con el hacha y el condenado es magnífica.
—Esa viñeta se recoge en el libro 'Los pecados del Summers'. Y se veía a un hombre al que le van a cortar la cabeza y al verdugo que se despide diciéndole: «Hasta mañana si Dios quiere que no creo que quiera».
—Yo no acabo de imaginármelo en la entrega de premios Goyas sin enseñar los pelos de su lengua…
—No habría ido. Y le habría dedicado una o varias viñetas. Y no se habría mordido la lengua.
—¿Puede ser más concreto?
—Yo creo que le habría dado un palo al discurso dominante. La ley del 'sí es sí' le habría dado para un serial de viñetas.
—La tibieza institucional sevillana con su programa de actividades contrasta con la acogida de Huelva. ¿Aún sigue marcado en su ciudad?
—Yo creo que la ciudad le da la espalda y Huelva lo recibe con los brazos abiertos.
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