El guiño de Antonio Muñoz a los hoteleros que ha logrado el 'sí' a la tasa turística

Corría noviembre de 2015 cuando Antonio Muñoz, entonces delegado municipal de Turismo, comenzó a insinuar el supuesto «beneficio» de este impuesto para los sevillanos, para su patrimonio y para la oferta turística. El proyecto base se ha ido moldeando con el paso de los años, aunque sus líneas de trabajo siguen siendo las mismas. Durante el sondeo primitivo ya vislumbró el concejal cuál sería el mayor escollo para convencer a la Junta de Andalucía y al Gobierno central: la enrocada postura de los hoteleros.

Es el Gobierno quien debe modificar la Ley de Haciendas locales y la Junta de Andalucía quien deberá aprobar otra norma 'paraguas' que permita a los municipios su aplicación. El ahora alcalde de Sevilla siempre planteó la «voluntariedad» de cada Ayuntamiento. «No queremos obligar a nadie, pero sí tener la posibilidad de habilitarlo quienes lo estimemos oportuno». Pero rápidamente observó el 'peso' que en la Administración autonómica tenían hoteleros de la Costa del Sol, pioneros en el turismo regional. No podía convencer a la patronal malagueña, pero se marcó como objetivo revertir la de sus paisanos, cuya postura era prácticamente idéntica: «No a la tasa turística».

Desde ese 2015 no ha dejado de plantearla, tiempo en el que se ha triplicado la planta hotelera de la ciudad, especialmente en el segmento de los alojamientos de cuatro y cinco estrellas, cuyos clientes prácticamente pasarían desapercibido el incremento de uno o dos euros en sus facturas. Es el turismo «de calidad» que tanto anunció Muñoz. Aunque siempre haya excepciones. Motivos suficientes para ahora exigirle a los hoteleros una compensación por el terreno allanado y por el compromiso que desde el Consistorio han mostrado con su sector, principal baluarte del proyecto de ciudad de Muñoz como alcalde.

Por eso, y sin llegar a dar su brazo a torcer, se ha conseguido algo que en la Plaza Nueva se considera relevante: el «acuerdo» común para conformar a todas las partes. Del 'no' al «vamos a estudiarlo» porque «el alcalde tiene una visión próxima a la que teníamos prevista», que dijo el presidente de los hoteleros sevillanos el pasado miércoles, cuando el sector se reunió con Antonio Muñoz para abordar esta posible implementación. Un «consenso» que se escenificó en las oficinas de la delegación de Turismo de Marqués de Contadero.

El mérito de este principio de entendimiento es que llegó tan sólo dos días después de que el presidente de la patronal, Manuel Cornax, rechazara públicamente este gravamen, «hasta que no se razone para qué se va a aplicar. Hay que explicar qué se va a gravar y a qué se va a dedicar». Denunciando también que únicamente se pretendía cobrar este impuesto en los alojamientos, en lugar de en diferentes puntos del sector. Así, y como gesto cómplice con las exigencias de los hoteleros, el alcalde reconoció su compromiso con el sector de ser «transparente», anunciando de soslayo la posibilidad de que ese impuesto también se gravara en los visitantes que entraran en embarcaciones marítimas, así como excursionistas. Es el doble guiño a la patronal que ahora permite a Sevilla ir con todas ante el Gobierno y la Junta.