¿Cómo funcionan las compuertas del muro de defensa de Sevilla?

El muro de defensa de Sevilla es una estructura clave para evitar inundaciones en la ciudad ante las crecidas del Guadalquivir. Su construcción respondió a la necesidad de proteger las zonas más bajas de la ciudad, especialmente en situaciones de aumentos excepcionales del nivel del río.

Las compuertas instaladas en el paso peatonal entre Triana y El Charco de la Pava son un elemento fundamental del sistema de protección. Estas barreras metálicas se activan para bloquear el acceso del agua en caso de que el nivel del río supere los límites de seguridad. Su cierre puede realizarse de manera automática o manual, dependiendo de la urgencia y las condiciones del momento.

Cuando se ejecutó la obra, se preveía que el cierre automático podía completarse en tan solo cuatro minutos. Por su parte, la previsión inicial del procedimiento manual era de unos 20 minutos aproximadamente. En esta ocasión, quizá por ser la primera vez que se cierran dichas compuertas, el procedimiento ha durado algo más de lo esperado.

Las compuertas del muro de defensa de Sevilla están diseñadas para soportar la presión del agua y garantizar la estanqueidad en caso de crecida. Tienen una longitud de 5,86 metros, una altura de 4 metros y un grosor de 0,345 metros. Además, cada compuerta pesa aproximadamente 5.000 kilos, lo que refuerza su capacidad de resistencia frente a la fuerza del agua.

En situación normal, las compuertas permanecen abiertas, permitiendo el paso de peatones entre Triana y El Charco de la Pava. Sin embargo, cuando se activa la alerta por crecida del Guadalquivir, se despliegan rápidamente para impedir el paso del agua hacia las zonas urbanas y evitar inundaciones en barrios como El Turruñuelo o El Patrocinio.