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la madeja

La fuga de médicos buenos

El problema de la Atención Primaria es conceptual: exportamos muy bien e importamos muy mal

Las colas en los centros de salud de Sevilla son cada vez más habituales J.M. Serrano
Alberto García Reyes

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El centro de salud más próximo es el espacio más importante de toda la cadena sanitaria. Un buen médico de cabecera trabajando en unas buenas condiciones salva cada día varias vidas. Un buen profesional detecta con rapidez el problema del paciente y lo diagnostica de ... forma rentable para el sistema, es decir, practicando las pruebas directas para confirmar el diagnóstico. En cambio, un mal médico de Atención Primaria encarga pruebas al voleo hasta encontrar el diagnóstico. La diferencia entre un profesional bueno y uno del montón es que el bueno tiene un sexto sentido que ha desarrollado a través de la combinación entre experiencia e intuición propia, a lo que suma un trato humano al paciente que consiste en dedicarle el tiempo que considera oportuno, escucharle con atención y mostrarse empático. En ese rato, el buen médico estrecha el diagnóstico y, si no puede atinar con exactitud, al menos desvía el caso al especialista exacto. En resumen, no marea al enfermo. Lo deriva correctamente. Siempre por atajos. Pero el médico sin experiencia y sin vocación para este tipo de atención trata al paciente como a un número, lo atiborra de análisis, máquinas y citas diversas y, finalmente, ofrece un diagnóstico que llega semanas después del que habría hecho el buen sanitario.

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