El Cerro del Águila reivindica la vinculación de su matadero con la torería sevillana
El salón de actos del Círculo Mercantil acogió un coloquio con profesionales y aficionados que vivieron el toreo furtivo en las corraletas del antiguo matadero
ABC
Sevilla
El amplio programa cultural que está recorriendo parte de la historia centenaria del Cerro del Águila incluía un acto para desgranar la importancia que el antiguo matadero tuvo en la torería sevillana, así como el impulso de afición que supuso para ... buena parte de la juventud de este barrio. Al igual que el matadero de San Bernardo fue anteriormente un foco de nuevos torerillos en el viejo arrabal, posteriormente fue El Cerro del Águila el faro que más toreros alumbró a partir de los años treinta, entre los que siempre destacó Diego Puerta.
Así, el salón de actos del Círculo Mercantil de Sevilla acogió una mesa redonda que contó con la presentación del profesor de la Universidad Pablo de Olavide Juan Manuel Bermúdez Requena, quien detalló una lista con más de treinta nombres de vecinos del barrio que han vestido el traje de luces desde los años treinta hasta nuestros días. El coloquio fue moderado por el cofrade y aficionado taurino José de Anca Sosa.
Abrió plaza Gabriel Puerta, matador de toros y después renombrado subalterno, perteneciente a una saga taurina del Cerro de la que además de Gabriel, ha salido una figura del toreo como Diego Puerta, y un novillero con mucho cartel que decidió no tomar la alternativa y coger los palos, Paco Puerta. Gabriel recordó entrenamientos en el matadero para dar el descabello en los corrales de los matarifes; hombre de pocas palabras pero muy cabal, cuando salió a colación los motivos por los que muchos quedan el camino, dejó un apunte claro: «un apoderado no hace a un torero».
Sobrino de Curro Cúchares
Continuó José Sánchez 'Hipólito', otro reconocido hombre de plata; descendiente de Curro Cúchares, aunque sus ascendientes taurinos más cercanos eran todos del Cerro-: su padre, Hipólito Sánchez, y su tío, Salvador Távora. Hipólito toreó mucho en aquellos corrales, y puso de manifiesto la peligrosidad de esa forma de aprendizaje heredada en el barrio de las generaciones anteriores, reivindicando que el matadero fue una auténtica escuela taurina para muchas generaciones de toreros del Cerro. Rememoró la poderosa influencia que en los novilleros del barrio ejercía esa cercanía del matadero y la presencia de las reses en sus corrales: «el matadero te atraía como un imán; yo pasaba a diario por la puerta, porque era mi camino al instituto Martínez Montañés y más de un día me quedaba allí a torear que me gustaba más que las clases, con la complicidad de algunos trabajadores como Tagua».
El aficionado Feliciano Pérez, hermano del que fuera novillero Alfonso Pérez 'el Sevillano', al que acompañó alguna vez al matadero en los años sesenta, refrendó el peligro que corrían esos toreros que se saltaban las tapias de noche: «Eso tenía un peligro tremendo. Primero, porque el suelo es de chino lavado, resbaladizo a más no poder pero es que además aquellos chavales toreaban en un corral rodeados de más reses y se te podía arrancar cualquiera de ellas. Y después los guardas, donde había alguno que con la escopeta tiraba a dar, que a uno del barrio le dio un tiro en la pierna».
Cerró el periodista y crítico taurino Paco García, de Radio Sevilla, que felicitó a los comisarios del centenario «por la valentía hoy día de incluir un acto taurino en un programa cultural». El locutor comparó las dificultades para el aprendizaje del toreo en tiempos pasados que se estaba analizando con los comienzos de un aspirante en la actualidad, donde «las escuelas taurinas ejercen un papel esencial y es importante el apoyo de la Administración Pública con los ciclos de promoción». Reivindicó que desde el mundo del toro «hay que trabajar para atraer a la juventud a esta afición, y para llevar al aficionado en general a las plazas», subrayando como un obstáculo principal el que hoy «una entrada o un abono, por sus precios, son artículos de lujo», lo que «va claramente en contra de la fiesta y de su propia supervivencia» frente a otras alternativas más económicas.
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