Cae el techo de un bar del Palacio del Pumarejo, tras casi dos años esperando la rehabilitación del edificio
El Ayuntamiento aprobó en julio de 2022 un plan para la reforma del espacio, por valor de casi 8 millones de euros, pero las obras no han empezado
El propietario del bar Esperanza Macarena tuvo que ser desalojado del local por los bomberos y reubicado en una vivienda pública de Emvisesa
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El proyecto de rehabilitación del Palacio del Pumarejo lleva casi dos años aprobado
El estado de conservación del Palacio del Pumarejo es cada día más preocupante. Apenas queda un puñado de vecinos en sus viviendas y el edificio presenta innumerables patologías que afectan a la fachada y a la estructura interior, consecuencia de los años de ... abandono de los gobiernos municipales. El último capítulo de esta desidia se vivió a mediados de febrero, cuando el Ayuntamiento se vio obligado a clausurar uno de los locales situados en los bajos de la finca ante el mal estado que presentaba y el derrumbe de su techumbre. Un revés más para un espacio que lleva dos años esperando a que se ejecute su proyecto de rehabilitación.
Las alarmas saltaron el 12 de febrero, cuando miembros del Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento acudieron al local situado en la accesoria del número 1 de la calle Fray Diego de Cádiz, alertados por la denuncia de los ocupantes del mismo. Al acceder al bar Esperanza Macarena, conocido como Peña Macarena, comprobaron cómo parte del techo de escayola y cañizo se había desprendido sobre el suelo y la barra, provocando una serie de daños materiales. Según consta en el informe al que ha tenido acceso ABC de Sevilla, los técnicos calificaron la situación de «inestable» y dieron aviso de «un riesgo inminente de colapso», por lo que decidieron clausurar de inmediato las dependencias.
Los bomberos optaron por apuntalar por completo el bar, retirar el falso techo que todavía no se había desprendido y solicitar al propietario del establecimiento –que también residía allí– que abandonara las instalaciones, siendo reubicado en otra vivienda pública propiedad de Emvisesa. Tres días más tarde, el 15 de febrero, el gerente de Urbanismo hizo efectiva la clausura, lo que permitirá al Consistorio llevar a cabo una intervención de urgencia sobre el local para reparar los desperfectos e implantar las medidas de seguridad que eviten más desprendimientos.
Además, en las siguientes inspecciones que se han venido llevando a cabo en el local, se ha reparado en que el almacén adjunto al bar presenta humedades generalizadas que afectan a la estructura del techo, por lo que también se contempló el apuntalamiento de esa instancia. De igual modo, las filtraciones detectadas estaban afectando al local contiguo del número 3 de la calle Fray Diego de Cádiz y en la cubierta del edificio se detectó una gran cantidad de vegetación, así como el envejecimiento de la pintura de impermeabilización, provocando que las aguas de lluvia acabaran estacándose. Todo ello ha llevado a Urbanismo a licitar un contrato de urgencia por valor de 12.000 euros y un plazo de ejecución de un mes.
Un proyecto estancado
Los problemas en el bar Esperanza Macarena suponen el enésimo incidente en la estructura del Palacio del Pumarejo, que lleva años esperando a que se ejecuten las necesarias obras de conservación y reforma del edificio. De hecho, el Ayuntamiento de Sevilla aprobó en julio de 2022 un proyecto de rehabilitación de este espacio patrimonial, que en su momento fue declarado como Bien de Interés Cultural, por un importe cercano a los 8 millones. Unos trabajos que, además, contaron con el visto bueno de la Comisión Provincial de Patrimonio y que, sin embargo, no llegaron a iniciarse en el anterior mandato, a pesar de contar con los permisos y el presupuesto necesarios. El PSOE, tras ocho años en el gobierno, abandonó la Alcaldía sin avanzar en este proyecto.
Casi nueve meses después del relevo en Plaza Nueva, la situación ha cambiado poco o nada. Las obras en el Palacio del Pumarejo, propiedad del Ayuntamiento desde 2011, siguen estancadas y sufriendo la dejadez municipal. Sobre la mesa está la urgente necesidad, como señala el documento de la reforma, de actuar en la totalidad de las estancias y espacios interiores, así como en las fachadas, para lo que estaba previsto ejecutar los trabajos en dos fases. En concreto, se debe intervenir sobre el zaguán, el patio principal, las galerías de ambas plantas, las escaleras, las cubiertas y el patio trasero. Pero hasta el momento no ha habido avances.
El gobierno del popular José Luis Sanz está buscando la oportunidad para comenzar las obras, que incluso tenían parte de su financiación asegurada en el Plan Municipal del Suelo. Pero entran en juego muchas variables para que los trabajos se desarrollen con la normalidad esperada. En el edificio habitan varios vecinos a los que habría que buscar alternativas, hay, además, locales que siguen ocupados y a los que se quiere provocar la menor afección. También hay espacios para entidades del barrio, como la de los vecinos, con quien se quiere consensuar la actuación. Mientras se busca la combinación perfecta, el palacio sigue padeciendo las mismas patologías, incluso agravadas, obligando a actuar de forma urgente para evitar males mayores.
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