radiografía de las sedes judiciales
Los juzgados del Prado, unos edificios antiguos e ineficaces
Los juzgados y la Audiencia requieren una reforma total más allá del lavado de cara dado por la Junta y están aún lejos de la modernización de otras ciudades
Los juzgados del Prado, unos edificios antiguos e ineficaces
Un viaje al pasado. Es la sensación que puede experimentar un ciudadano que nunca ha visitado las sedes judiciales la primera vez que entra en los edificios del Prado de San Sebastián, donde se ubican los juzgados de instrucción, y en la Audiencia de Sevilla. ... Se trata de dos inmuebles que se convirtieron en sede de los órganos judiciales a principios de la década de los 70 y que, hoy por hoy, por mucho que se hable constantemente de la modernización y lejos del utópico debate de la Ciudad de la Justicia, siguen, pese a que la Junta ha «adecentado» las dependencias para «hacerlas más dignas», prácticamente igual que en aquellos tiempos.
Y es que como admite el propio jefe de mantenimiento, Francisco Rodríguez, «por mucho que quieran lavarle la cara», no tiene sentido. Se trata de un inmueble antiguo y obsoleto que hace aguas por todas partes. Pese a que se ha pintado recientemente tanto en el exterior como en el interior y se han saneado las paredes de las zonas comunes, se han hecho obras de adaptación o se limpia a diario, la imagen es la de una construcción antigua, con materiales obsoletos, y en la que todos los días hay 40 o 50 incidencias por averías. Desde la silla que se rompe, a las deficiencias de los cuartos de baño, pasando por los problemas de las ventanas, las mismas originales de cuando se inauguró el edificio y para las que ya no hay ni repuestos. Cuando se estropea una, los trabajadores no pueden arreglarlas porque no hay materiales que le valgan. Por eso algunas ya no tienen ni pomo. No existe ese modelo aunque la Junta dice que las renovará pronto.
Además de los problemas que genera el hecho de que no exista escalera de incendios (este año pasado ha habido dos fuegos en los juzgados del Prado, uno intencionado y otro originado por una avería en el aparato del aire acondicionado), las inundaciones también son comunes. Y es que las pérdidas de agua de la tela que cubre la azotea se producen a menudo.
Así, nada más llegar, la entrada principal ya da una imagen lamentable. Con los mismo suelos originales y las paredes, que pese a la capa de pintura o la mejora de la iluminación, siguen ofreciendo un aspecto cutre. La entrada a los cuartos de baño es otra decepción: el mismo alicatado de azulejos blancos de antaño y unos inodoros que dan náuseas (la Junta dice que ha hecho un estudio para reformarlos). Y eso sin contar que, como el público se lleva el papel higiénico, desde mantenimiento han optado por retirarlo. Un problema más.
Si se baja a los archivos, tampoco ofrecen una imagen mejor. Situados en los sótanos y atestados de papel (pese a las juntas de expurgo que llevan meses eliminado legajos antiguos) los archivos dan una idea de la importante falta de espacio que sufren. Algo que es un denominador común en todo el edificio del Prado y que provoca que cualquier pasillo esté lleno de armarios hasta arriba de papeles y que, a veces, dejan muy poco espacio para caminar por los corredores.
Eso sin contar los problemas de limpieza ya que, pese a que constantemente las trabajadoras limpian, desde mantenimiento aseguran que no es suficientemente eficaz el resultado. «La limpieza deja mucho que desear», dice el jefe de mantenimiento que, eso sí, recuerda que el edificio se desinsectiza y se desratiza periódicamente. «No es verdad que haya chinches. Eso fue una cosa puntual».
Las salas de vistas tampoco son el último grito. La mayoría mantienen el mismo concepto antiguo con aquellas enormes sillas de respaldo alto y un banquillo corrido. Solo algunas se han modernizado y otras, que eran demasiado grandes, se han partido en dos. Si se cruza la calle y se entra en la Audiencia de Sevilla ocurre lo mismo.
Pese a que la Junta de Andalucía ha invertido dinero en las reformas de ambos edificios (acaba de culminar la mejora de las secciones tercera y séptima), los espacios de la Audiencia Provincial tampoco están para tirar cohetes. Están finalizadas las obras para acoger a los jueces de las secciones penales (a partir de marzo serán cinco en vez de cuatro en cada sala) pero el aspecto (con placa de la inauguración por parte de Franco incluida) sigue siendo el mismo. Yeso que han mejorado la iluminación y han instalado nuevas calderas o arreglado las cubiertas para acabar con la humedad.
Los carritos de la compra (los mismos de los supermercados) sirven a los funcionarios para trasladar papeles de un órgano a otro. Y los legajos amontonados en los pasillos también son la tónica dominante. Y eso que en ese edificio hay una planta entera, la última, totalmente vacía. Era donde se ubicaban las viviendas del fiscal jefe y de representantes del CGPJ. Cerca de mil metros abandonados y vacíos.
Seguramente por eso el jefe de mantenimiento es tajante cuando se le pregunta por el edificio del Prado: «Totalmente ineficaz» e «infrautilizado», dice. Y que obviamente necesita una restauración y modernización completa ya que no es útil para las necesidades de los órganos que alberga. «Es como si en casa tuviéramos todavía una televisión de válvula», dice recordando que, en cualquier caso, la restauración completa sería mas cara que un edificio nuevo. Y la opinión del decano de los jueces es aún más contundente. Francisco Guerrero considera que necesita una restauración íntegra que contemple desde la adecuación de los espacios o «demoler y vaciar el edificio». «A lo mejor no merece la pena ni conservar la fachada», dice.
Sin duda lo único presentable del Prado es el Instituto de Medicina Legal, reformado en el año 2011 y que ofrece un aspecto totalmente distinto. Con suelos de tarima flotante y despachos e instalaciones renovadas. Es otra cosa. Como otra cosa es el edificio Noga que alberga los órganos penales entre otros y que ofrece una imagen moderna. Aunque también tiene problemas de espacio y es un edificio de oficinas que no está diseñado para ser sede judicial, no es lo mismo. Materiales nuevos, ascensores del siglo XXI oincluso unos carritos para llevar papeles mucho más funcionales y que pesan menos son la otra cara de la moneda... La Junta, que ya no habla apenas de la Ciudad de la Justicia y que presume de ahorrar en alquileres, dice que seguirá mejorando las sedes. Pero eso será «en función de la disponibilidad presupuestaria».
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