Las mujeres españolas se resisten a la pandemia de obesidad

En el caso de España, el informe mostraba un cambio significativo desde una mayor prevalencia de desnutrición frente a la prevalencia de la obesidad en 1990 hacia un incremento en la prevalencia de la obesidad junto con una disminución en la desnutrición en el 2022, comenta a ABC Salud Ana Belén Crujeiras, del Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago (IDIS) y Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS).

En su opinión, «esto se debe a una mejora en la calidad de la alimentación con una distribución más amplia a toda la población que condujo a una disminución en la desnutrición».

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Sin embargo, la mejora de calidad de vida, transporte, industrialización, ha tenido una consecuencia. De acuerdo con el informe de la OMS, que recoge los datos de España, este cambio en el estilo de vida «desencadenó un incremento en el número de personas que viven con obesidad debido de una menor práctica de actividad física y el incremento en el consumo de alimentos más procesados y menos saludables».

Esta transición es más notable en la población adulta que en los niños porque la población adulta sale a comer fuera de casa antes que la población infantil.

Pero Crujeiras, que también es vocal de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), destaca un dato importante: el incremento en la prevalencia de obesidad en la década estudiada se detecta en los hombres, mientras que en las mujeres hay una disminución de la prevalencia de la obesidad.

En concreto, detalla, se observa una ligera disminución de la obesidad femenina, con un 7% registrado en 1990 frente a un 4% en 2022. El análisis de datos se realizó entre personas de distinto tamaño y edad. Sin embargo, no se registró la misma tendencia en el sexo masculino y a nivel mundial las curvas siguieron subiendo.

Este dato, desconocido hasta la fecha, se ha observado especialmente en España y Francia. En su opinión, aunque se podría atribuir a cambios en los roles sociales, «también se puede deber a que las campañas de concienciación por la salud están haciendo más efecto en las mujeres, evidenciando que este sector de la población trata de seguir pautas saludables tanto de alimentación como de actividad física en mayor medida que la población masculina».

Curiosamente un reciente informe de la Fundación Mapfre sobre actividades físicas y deportivas para las adolescente reflejaba que las chicas realizan menos actividad física los chicos, hecho que es especialmente relevante durante la ESO, periodo en el que a pesar de que ambos disminuyan su actividad física, en el caso de las chicas es mayor. Sin embargo, aunque el 50 % de las chicas de secundaria no realiza suficiente actividad, no están en el nivel sedentario.

Lo que demuestra los resultados preocupantes del informe de la OMS, subraya Crujeiras, es que dada la elevada prevalencia de la obesidad, se constata, una vez más, la «necesidad de poner en marcha políticas de prevención, con un mayor acceso a alimentos saludables, mayor educación en nutrición y especialmente, en el caso de los niños, instaurar y promover una alimentación saludable y la práctica de actividad física en los colegios para prevenir el desarrollo de la obesidad en los más pequeños y por tanto, evitar la exposición a los efectos dañinos de esta enfermedad desde etapas tan tempranas».