iReloj predice nuestra salud inmunológica y el riesgo de enfermedades asociadas al envejecimiento
Somos tan viejos como nuestro sistema inmunológico y ahora una herramienta puede determinar cuál es nuestra verdadera edad, que no siempre se corresponde con la del calendario
Nuestra edad cronológica no es siempre la verdadera
Un reloj que utiliza señales sanguíneas que promueven la inflamación crónica en todo el cuerpo puede identificar a las personas con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades. Según un artículo que se publica en « Nature Aging », esta n ueva herramienta puede tener implicaciones para ... el diagnóstico y la intervención tempranos .
Los investigadores de la Universidad de Stanford y el Instituto Buck de Investigación sobre el Envejecimiento (EE.UU.) han diseñado este reloj que es más preciso que la edad cronológica a la hora de determinar cómo está nuestra salud inmunológica , cuándo se volverá frágil o si hay problemas cardiovasculares ocultos que podrían convertirse ser reales en unos años.
La clave esta en una sustancia transmitida por la sangre cuya presencia puede acelerar el envejecimiento cardiovascular.
«No todos los seres humanos envejecen biológicamente al mismo ritmo: algunas personas mayores son extremadamente propensas a las enfermedades, mientras que otras son la viva imagen de la salud», señala David Furman, autor principal del estudio.
Esta divergencia, explica Furman, se debe en gran parte a las desigual velocidad a la que el sistema inmunológico declina.
IReloj se basa en el concepto de que los niveles de células inmunitarias y proteínas específicas en la sangre fluctúan con la edad
El sistema inmunológico , una colección cuidadosamente coordinada de células, sustancias y estrategias con las que la evolución nos ha equipado para hacer frente a amenazas como lesiones o invasiones de patógenos microbianos, tiene la capacidad de desarrollar una resistencia rápida, intensa, localizada y de corta duración, llamada inflamación aguda. Esta «inflamación buena» hace su trabajo y se desvanece en unos días.
Sin embargo, a medida que envejecemos, comienza a aparecer una « mala inflamación » de bajo grado, constante y en todo el cuerpo. Esta inflamación sistémica y crónica causa daño a los órganos y promueve la vulnerabilidad a enfermedades que abarcan prácticamente todos los sistemas de órganos del cuerpo, incluido el cáncer, infartos, ictus, neurodegeneración y autoinmunidad.
Hasta la fecha, no ha habido sistemas para evaluar con precisión el estado inflamatorio de una manera que pueda predecir estos problemas y señalar formas de abordarlos o evitarlos.
Pero ahora, este estudio parece haber encontrado la respuesta .
IReloj se basa en el concepto de que los niveles de células inmunitarias y proteínas específicas en la sangre fluctúan con la edad; sin embargo, para algunos, esto ocurre antes y se define como su edad inflamatoria.
Los autores encontraron que las personas con una edad avanzada muestran estos patrones de inflamación sistémica relacionada con la edad antes y tienen más probabilidades de desarrollar múltiples enfermedades a largo plazo, incluida la inmunidad disminuida, enfermedades cardiovasculares o volverse frágiles a una edad más temprana.
Para este Proyecto, llamado 1000 Immunomes , se extrajeron muestras de sangre de 1.001 personas sanas de 8 a 96 años entre 2009 y 2016.
Las muestras se sometieron a una serie de procedimientos analíticos que determinaban los niveles de proteínas de señalización inmunológica llamadas citocinas , el estado de activación de numerosas proteínas inmunitarias, los tipos de células en respuesta a diversos estímulos, y los niveles de actividad general de miles de genes en cada una de esas células.
Y con todo ello se conformó el denominado reloj inflamatorio.
Los investigadores descubrieron que los predictores más fuertes de la edad inflamatoria eran un conjunto de alrededor de 50 proteínas de señalización inmunológica llamadas citocinas.
En 2017, los científicos evaluaron a casi 30.1000 participantes del Proyecto Inmunomes de más de 65 años a quienes se había extraído sangre en 2010. Midieron la velocidad de los participantes para levantarse de una silla y caminar una distancia fija y, a través de un cuestionario, su capacidad para vivir de forma independiente.
Y comprobaron que la edad inflamatoria era superior a la cronológica para predecir la fragilidad siete años después.
A continuación, obtuvieron muestras de sangre de un estudio en curso de personas excepcionalmente longevas en Bolonia (Italia), y compararon las edades inflamatorias de 29 de esas personas (todas menos una centenaria) con las de 18 individuos de 50 a 79 años.
Los predictores más fuertes de la edad inflamatoria eran un conjunto de alrededor de 50 proteínas de señalización inmunológica llamadas citocinas
Con sorpresa vieron que las personas mayores tenían, de media, edades inflamatorias 40 años menos que su edad cronológica.
Para evaluar aun más el efecto de la edad inflamatoria sobre la mortalidad, el equipo de Furman recurrió al Estudio Framingham , que ha estado rastreando los resultados de salud en miles de personas desde 1948.
El Framingham carecía de datos suficientes sobre los niveles de proteínas transmitidas por la sangre, pero los genes cuyos niveles de actividad dictan en gran medida la producción de citocinas del reloj inflamatorio es bien conocida. Los investigadores midieron los niveles de actividad de los genes que codifican las citocinas en las células de los sujetos de Framingham.
La edad inflamatoria era superior a la cronológica para predecir la fragilidad siete años después
Así observaron que que los niveles en sangre de una sustancia, CXCL9, contribuían más poderosamente que cualquier otro componente del reloj a la puntuación de la edad inflamatoria.
Descubrieron que los niveles de CXCL9 , una citocina secretada por ciertas células inmunitarias para atraer a otras células inmunitarias al sitio de una infección, comienzan a aumentar vertiginosamente después de los 60 años, en promedio.
Los autores concluyen que el iReloj ofrece un nuevo método para identificar a las personas en riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con la edad y deterioro inmunológico, y sugiere CXCL9 y otras proteínas como posibles nuevos objetivos para su tratamiento.
«La capacidad de nuestro reloj para detectar el envejecimiento cardiovascular acelerado subclínico sugiere su impacto clínico potencial», concluye Furman. « Todos los trastornos se manejan mejor cuando se tratan temprano ».
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