Un podólogo desvela cuáles son los tres zapatos que no hay que usar en verano: «Problemas de salud...»

Con el calor del verano, la ropa se vuelve más ligera y fresca, incluidos los zapatos. Sin embargo, no todos los tipos de calzado son adecuados para la salud de nuestros pies. Algunos modelos muy populares pueden provocar molestias, sobrecargas musculares o incluso lesiones si se usan durante mucho tiempo.

Sobre este tema ha hablado Antoni, un podólogo que difunde en redes sociales consejos sobre salud podal. En uno de sus vídeos más recientes en TikTok, advierte sobre tres tipos de calzado muy comunes en esta época que desaconseja si se quiere evitar dolor y sobrecargas.

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El primero en su lista son las Crocs, u otros zuecos similares. Antoni explica que son demasiado blandos y flexibles, por lo que el pie se mueve sin control dentro del zapato. Esto puede provocar fatiga muscular, inestabilidad y dolores por la falta de sujeción.

En segundo lugar, alerta sobre las chanclas. Aunque son el símbolo del verano, no sujetan ni el talón ni el arco del pie. Esto obliga a los dedos a tensarse para sujetar el calzado al andar, lo que genera sobrecarga muscular y posibles lesiones si se usan demasiado.

El tercer calzado que desaconseja son las «sneakinas», una mezcla de zapatilla y bailarina que, pese a estar de moda, son totalmente planas y carecen de soporte. No ofrecen estabilidad ni protección al pie, lo que las convierte en una mala elección para caminar.

Usar durante mucho tiempo un calzado inadecuado puede tener consecuencias más serias de lo que parece. Uno de los efectos más comunes es la aparición de dolores en la planta del pie, el talón o el arco, debido a la falta de soporte y amortiguación. Estos dolores pueden cronificarse si no se corrige el uso del calzado o no se toman medidas a tiempo.

Otro problema habitual es la sobrecarga muscular. Cuando el pie no va bien sujeto, tiene que hacer un esfuerzo extra para mantener el equilibrio y adaptarse al terreno. Esto afecta no solo al pie, sino también a otras zonas como los tobillos, las rodillas o incluso la espalda, generando un patrón de compensación que puede alterar la postura general.

También puede producirse la aparición de deformidades o lesiones. El uso prolongado de zapatos sin sujeción, muy planos o demasiado blandos puede favorecer el desarrollo de fascitis plantar, dedos en garra, juanetes o esguinces.