Una experta explica el motivo por el que el aceite de oliva vale la mitad que en España en algunos países

En un video que se volvió viral, un tiktoker español mostró que el litro de este ingrediente esencial en la gastronomía española en Irlanda tenía un valor de 4,70 euros. En Puerto Rico, otra influencer reveló un precio de 7,20 euros en un conocido supermercado local. Asimismo, las redes sociales continuaron alimentando la controversia cuando un usuario de Twitter en París compartió una foto que mostraba que el litro de aceite costaba 5,32 euros y una residente de Roma respondió a esta publicación con una imagen que revelaba un precio de 4,99 euros en la ciudad italiana.

Tras estas publicaciones, la pregunta que se plantea es obvia: ¿Por qué los consumidores españoles están pagando considerablemente más por el aceite de oliva en comparación con otros países?

En ese sentido, Teresa Pérez, Directora gerente de la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español, ofreció, en el programa de Cuatro al Día, una explicación aparentemente sencilla a esta disparidad de precios.

Noticia Relacionada

«No parece lógico que haya más subidas del aceite de oliva y no habrá desabastecimiento»

Susana Alcelay

Exportadores y envasadores esperan que los costes en origen no crezcan más, «dado que la oferta y la demanda están igualadas»

Según Pérez, la clave radica en el momentoen que estos aceites llegan almercado. «Estos aceites pueden haberse comercializado hace meses a precios que entonces eran inferiores«, afirma. En contraste, en España, la rotación de productos es significativamente más rápida, «hoy en día en España tenemos una rotación de producto mucho más alta y por lo tanto los precios en origen se repercuten antes al consumidor», confiesa la experta.

Por último, para ilustrar esta teoría, Pérez revela que «en España un consumidor consume en torno a 700 mililitros en tres semanas. Esto quiere decir que en tres semanas tendrá que volver al punto de venta a comprar otra botella. Mientras que un irlandés tarde probablemente 10 meses en volver al punto de venta a por una botella», lo que se traduce en una menor frecuencia de compra y, por lo tanto, una percepción de precios más bajos que en nuestro país.