Una orquesta que renace cada temporada

Estas sensaciones habían estado precedidas por otras más luctuosas, ya que Juventudes Musicales dedicaba este concierto de inauguración al que fuera miembro de esta asociación durante 50 años y vicepresidente de la misma, Antonio Sánchez Troncoso, tras su reciente fallecimiento. Era Arnold Collado, presidente de JJMM quien se emocionaba al dedicarle unas palabras de reconocimiento y gratitud, a la vez que conseguía que quienes lo tratamos tuviésemos semejante sentimiento ante su pérdida. Por eso era importante que fuesen los jóvenes músicos, a los que consagró una gran parte de su vida, quien seguramente hubieran emocionado a Antonio haciendo suya esta dedicatoria.

Chicarreros sigue siendo uno de esos auditorios que nos queda en Sevilla para lo que sea necesario, y una orquesta de jóvenes lo es. Pero quizá un grupo tan numeroso -que no podría tocar sentado en su enjuto escenario- no es el que mejor le sienta a su acústica seca, ya que se trata de un teatro para la palabra, la cual se escucha sin esfuerzo hasta en la última butaca; sin embargo, con tal dosis de decibelios la música no respira con el mismo desahogo que lo haría en un auditorio algo mayor, sin las cortinas de terciopelo, además de evidenciar aquellos pasajes de ejecución más incierta, que una sonoridad más amplia terminaría haciéndolos menos presentes.

Tal vez esa fue la primera impresión de la obra que abría el programa, la 'Sinfonia à 4' en Sol mayor de Giuseppe Matteo Alberti, una obra que ya calificábamos en el pasado enero como muy desconocida, a pesar de su hermosura. Pero tengamos en cuenta que, como advertía el director, se han producido algunos cambios en la formación (y puede que el período de 'fichajes' no haya terminado, incluso de mayor calado), lo que supone que unos chavales han llegado y otros tienen que salir (también le dedicaron el 'Concierto para dos violines' en La menor RV 522 a Eduardo Cornago, quien lo solía interpretar).

Pero en esa continua renovación encontramos ahora al frente a Pablo Sánchez y Leonardo Waflar como solistas de este concierto (este último era la primera vez que lo abordaba como solista) y hemos de destacar la seguridad y la musicalidad de ambos, destacando la experiencia y locuacidad del primero, y la 'juventud' y entrega del segundo, además de sobresalir una vitalidad, pasión e ímpetu en los dos. También la orquesta se benefició de esta actitud, se contagió y los arropó, especialmente en los pasajes más difíciles, porque recordemos que Vivaldi raramente se lo ponía fácil a sus violinistas.

El 'Concerto grosso Op. 6 nº 2' en Fa mayor de Corelli va unido a la historia de esta orquesta y desde luego es un acicate para que sus músicos más nuevos se sientan seguros, como en casa, resguardados por esta gran familia, además de ser de una extrema belleza y una dificultad muy apropiada para zambullirse en la música barroca.

Otro ilustre desconocido, incluido aquí para cerrar el programa, fue Johann Bernhard Bach, famoso organista, primo de Johann Sebastian, con quien mantuvo una amistad toda su vida, hasta el punto de ser ambos padrinos respectivamente de un hijo de cada. La 'Suite nº 4' en Re mayor sorprende por la variedad de los movimientos, desde la obertura de carácter francés -como en las suites de su primo- en donde los jóvenes se enzarzaron con éxito en los difíciles pasajes fugados del centro de la pieza; o la hilazón de las pequeñas y grandes piezas, o detalles como que los solistas de cada sección repitieran lo que acaban de hacer con el tutti: esto nos dio la oportunidad de oír a los chavales responsables de las cinco partes de la orquesta de cuerda en una inesperada y excepcional textura camerística en los movimientos 2º y 6º.

Como propina ofrecieron la exultante 'Danza de los salvajes' de 'Las indias galantes' de Rameau, en la que podíamos ver un poco el resumen de cuanto decimos: intensidad, juventud y ganas en lo que podíamos considerar el estribillo de la forma rondó que presenta, mientras que en las estrofas más contrapuntísticas, alternantes, costó más presentar un aspecto unitario. El milagro es que este nuevo renacimiento traerá consigo una más que probable evolución ya desde el próximo concierto, hasta que estos recientes nacimientos terminen formando parte de una nueva y gozosa familia.