Crítica de música
Abriendo paso a la juventud
El violonchelista Mateo Murillo es el Ganador de la Beca AAOBS-FeMÀS 2023-2024, galardón que le asexºgura un concierto como solista en este Festival de Música Antigua de Sevilla.
CARLOS TARÍN
SEVILLA
FeMÀS 2024
- Programa Obras de Barrière, Bach, Geminiani y Vivaldi
- Intérpretes: Mateo Murillo y Mercedes Ruiz (violonchelos) y Alejandro Casal (clave).
- Lugar: Teatro Turina
- Fecha: 17/03/2024
Hay reservada una plaza cada año para aquel joven que consiga la Beca convocada por la Asociación de Amigos de la Orquesta Barroca de Sevilla y el FeMÀS, y ese afortunado es el chelista Mateo Murillo, a quien ya oímos en el ... pasado Otoño Barroco, ofrecido por la AAOBS y ahora tocaba el concierto programado por esta muestra de música antigua.
Nos presentaba un programa bien trenzado e interesante. Por un lado, una de las 'Sonatas para violonchelo y bajo continuo Op.5' de Geminiani -la nº3- que llama la atención por venir de un gran violinista. Tras triunfar en Londres pasó largo tiempo en Francia, publicando estas sonatas en París, donde se piensa que uno de los dedicatarios de las sonatas pudo ser Jean Barrière (el otro podría ser Marín Berteau).
Barrière vivió la 'guerra' francesa entre la viola da gamba y el violonchelo (en la que ganó este último), y de hecho él mismo había sido una gran violagambista; pero bien por argumentación o por un viaje de dos años a Italia, lo cierto es que influyó decisivamente en el carácter italiano de sus sonatas. Su estilo sobresalió por su delicadeza, sensibilidad y profundidad. La breve 'Sonata III' en Re menor, cuyos dos primeros movimientos se entrelazaron por cerradas imitaciones -'Adagio' en el primer caso y 'Allegro' en el segundo- con la particularidad de que en el lento inicial no participó el clave. Por este carácter imitativo digamos que compartió protagonismo con Mercedes Ruiz, engarce más meritorio por la velocidad en el tiempo rápido. La hondura referida al estilo del compositor bien pudieron demostrarla ambos en la 'Sarabande' que seguía, un momento de extática belleza. El 'Minuetto' aportó un ritmo muy marcado y aquí se dividieron, uno hacia la melodía y el otro a un elaborado continuo.
Luego Murillo abordó la 'Suite para violonchelo solo nº3' en Do mayor BWV 1009. No sabemos si por el respeto que infunde este cuaderno, santo y guía de cualquier violonchelista, pero en él notamos un recato, un cierto estatismo, una necesidad de contrastes más marcados e incluso una sensación de 'tempi' metronómicos, muy distinto de la vitalidad de la obra anterior.
Tal vez la afinidad a la 'Sonata para violonchelo y bajo continuo Op.5 nº 3' en Do mayor de Geminiani (no sabemos si a la obra o al compositor), pero lo cierto es que aquí estuvo más expresivo y entregado. La sonata pertenece a un grupo que se mueve entre la 'da chiesa' y la 'da camara'. De la primera toma la estructura de cuatro movimientos lento y rápido y de la segunda su estructura binaria. Hubo un recorrido mayor atravesando todo el diapasón, mostrando afinación en las notas más agudas. Geminiani recurre al registro de tenor del chelo y destaca los efectos rítmicos y armónicos, que marcan la diferencia con las de Vivaldi, centradas en la melodía y dinámicas. Estos recursos rítmicos destacaron en los dos 'Allegros', de carácter tan virtuoso como bailable; sin embargo, nos parece que Murillo sobresale en los tiempos más cantables, como el expresivo 'Affettuoso' tercer tiempo.
Y tanto en esta sonata como en la siguiente de Vivaldi nos llamó la atención los vivos ornamentos con que vistió las atractivas melodías del veneciano. Desde luego destacó la 'Giga' final, enérgica, briosa y que a pesar de ello consiguió articular lo mejor posible para no perderse entre la vorágine final.
Ni que decir tiene que sus acompañantes fueron de auténtico lujo, y la sincronía con el protagonista fue total. Casal, además, pudo oírse bastante bien gracias a la limpieza de las texturas. Su clave de sonido delicado nos pareció muy adecuado al repertorio y a la querencia del protagonista a los tiempos más líricos. Precisamente, su entrada en el citado 'Affetuoso' y los posteriores ribetes coloreó sin duda la belleza del tiempo. Murillo es un prometedor joven al que sólo le insistiríamos en que contraste en lo posible los elementos de su interpretación, como hizo en el 'diálogo' de la 'Allemande' de Bach.
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