Macías ha compartido que fue poco a poco y que no se dio cuenta de ello. Pasaba horas y horas con el teléfono en la mano, compartiendo fotos suyas, selfies, y también «consumiendo contenido, vídeos y música». Su adicción llegó un momento que incluso le impedía acudir a su oficina: «Me pasaba las horas por las noches consumiendo contenidos, viendo qué subían otras personas, perfiles a los que yo seguía, y al final por la mañana estaba muy cansado, no me podía levantar, y no iba al trabajo, por lo que me despidieron».
Esta pérdida de empleo le llevó a otros problemas, consecuencia de esa situación. Manuel Macías ha compartido que tuvo enfrentamientos con la familia y que su matrimonio casi acaba en divorcio. «Hasta que conseguí tomar conciencia de lo que me sucedía y me puse en manos de especialistas», ha referido. Cada mañana, nada más abrir los ojos, lo primero que hacía era desbloquear el teléfono y comprobar «cuántos likes» tenía en su cuenta de redes sociales: «Me había obsesionado, era un chute total de dopamina y me hice adicto a eso».
Los profesionales con los que ha tratado y que le han ayudado a superar este problema le han hecho ver qué había tras esa adicción al smartphone. «Siempre he tenido una autoestima muy baja, no se, y necesita llenar ese vacío que sentía dentro», ha explicado. En la terapia le han retirado el dispositivo que tanto disgustos le ha reportado y ahora tiene un «teléfono normal, sin posibilidad de conectarse ni de acceder a plataformas y redes».
Macías ha aconsejado a quienes estuvieran viéndolo, personas que se sientan identificadas con su caso, que acudan a especialistas, que pidan ayuda porque «solo es muy difícil salir de esto». Sonsoles Ónega lo ha comparado con la adicción a las drogas o a otras sustancias y ha dado la enhorabuena a Macías por luchar por salir adelante: «Es digno de admirar, todo un ejemplo».
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete