A Polanski le queda cárcel para rato

Los jueces suizos no se han dejado conmover ni por los apoyos al cineasta ni por las súplicas de sus abogados, que hacen valer desde la edad del reo (76 años bien llevados) hasta sus problemas de salud. Se habla de graves depresiones.

Asimismo los defensores de Polanski han ofrecido como garantía su lujoso chalet suizo en Gstaad, enfatizando que esa propiedad equivale a más de la mitad de su patrimonio, del que Polanski no puede prescindir si se piensa que tiene hijos que sacar adelante, y con edad de ir a la universidad.

Nadie duda de que el Polanski de ahora tiene poco qué ver con el que emborrachó y drogó a una menor de edad para tener sexo con ella (bajo qué grado de emboscada y de montaje, eso probablemente no se sabrá nunca). Pero incluso para los más dispuestos a pasar página de los «pecados de juventud» del genial y atormentado director, queda en pie el hecho incómodo de que nunca se ha sometido al veredicto de la justicia. Lleva media vida huyendo de ella.

Entonces en Suiza dicen que no se fían de las fervientes promesas de Polanski de que si le sueltan se presentará ante la policía una vez al día o incluso dos. Su fama le precede y le condena. Las autoridades temen que por ejemplo contrate un avión privado para volar a Francia, donde no necesita pasaporte para entrar, ya que es ciudadano francés. Por lo mismo una vez allí volvería a estar a salvo de toda extradición.

Mientras el culebrón continúa siguen generándose hipótesis de si la detención de Polanski no tendrá más claves ocultas que El Código Da Vinci . Suiza se ha plegado recientemente a la ofensiva norteamericana para «destapar» delitos de evasión fiscal en su territorio, cometidos por estadounidenses, pero con la ayuda de banqueros suizos. Estos no son extraditables a Estados Unidos...siempre y cuando no salgan de Suiza. Hay más Polanskis de lo que parece.