Andalucía, de cine
Resurrección; y ahora qué
«Enviada la túnica al tinte y de regreso a nuestros cuarteles, sólo nos queda una certeza: estamos en vísperas. De qué y de cuánto, aún no sabemos»
Objetivo conseguido: una Semana Santa apabullante en todo ha servido para dar carpetazo definitivo a la tristeza del coronavirus, ya está bien, dos años penando. Pedía el domingo pasado, antes de que pasaran las palmas, no olvidar que había ocurrido. Tener presente que el infierno ... habitó en nosotros durante un tiempo demasiado reciente y más oscuro. Y por eso, dejarse llevar; paladear esa necesaria lágrima al ver salir al primer nazareno.
Pues bien, se saboreó. Y a otra cosa, mariposa. Quienes tenemos la suerte de haber llegado hasta aquí recordaremos la Semana Santa de 2022 como la de la resurrección. Ojalá no nos equivoquemos otra vez. La alegría de vivir ha superado a todo lo demás. Nos hemos lanzado a la calle, a los bares, a los restaurantes. También a las carreteras, a los hoteles y a los aviones. Afuera los nubarrones del miedo, nos hemos mojado con glotonería con los chaparrones de esta primavera tan como debe ser. Y casi sin mascarilla. Por mucho que la haya recomendado la autoridad, siempre tan competente, la bulla ha dictado sentencia, adelantando el fin del cubrebocas. Un símbolo definitivo, esperemos que sí.
Y ahora, qué. ¿Habrá sido esta recuperación de las cifras prepandémicas en el turismo y la hostelería un preludio de lo que vendrá en verano? ¿O es que hemos tirado la casa por la ventana, tanta necesidad guardábamos, a vivir que son dos días y no sabemos la que nos aguarda al cruzar la esquina? ¿Hasta dónde sangrará la herida abierta por esta insoportable espiral inflacionista? ¿Podremos pagarnos el veraneo? ¿Vendrá una subida de tipos a avinagrarnos aún más las esperanzas? ¿Qué ocurrirá con el ciclo electoral que se avecina, y que además comienza aquí poniendo a prueba el cambio que se inició en 2018? ¿Tomará Sánchez alguna decisión acertada? Demasiadas preguntas sin respuesta para hoy. Enviada la túnica al tinte y de regreso a nuestros cuarteles, sí nos queda una certeza: entramos en vísperas. De qué y de cuánto, no sabemos. Sólo te pido una cosa: no me digas que saldremos más fuertes.
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