Andalucía, de cine
Lo de Vox
«Si todo el armazón ideológico y programático, si toda la oferta de la izquierda de aquí a los comicios se limita al discurso del miedo pueden acabar llevándose una sorpresa»
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Iniciar sesiónPueden hiperventilar lo que quieran, quebrarse la columna a base de aspavientos, pillar agujetas en la jeta con tanto rostro compungido. ¡Elevar ahora a Pablo Casado a los altares! Pero nunca podrán borrar de la memoria que hubo quien dijo que no dormiría tranquilo con ... ministros de Podemos en su gobierno, como le pasaría al 95% de los españoles. Todas las alharacas con las que entre indignaditos y emocionados reciben el pacto del PP con Vox en Castilla y León quedan pues desacreditadas por aquel que tan higiénicamente cambió el colchón nada más llegar a La Moncloa pero luego escogió a muy turbios compañeros de cama.
Les da exactamente igual. Si la coherencia en política no es moneda corriente, en el PSOE de Schz, y en cascada hasta el bedel, la vergüenza con ciertos temas se perdió hace tiempo. Y de ahí que hayan tocado la corneta para que, todos a una, apunten con el dedo a Juanma Moreno. De aquí a que toquen elecciones en Andalucía no escucharán una propuesta de los socialistas. Están en que les vale con preguntar al aire de manera machacona si acaso el barón andaluz está dispuesto a meter a la extrema derecha en su futuro gobierno.
Ocurre que de entrada parece que dan las elecciones por perdidas. Bueno, en efecto es lo que vaticinan todas las encuestas, porque Tezanos aún no se ha pronunciado. Y mira que lo esperamos con ansia. Pero hombre, un poco de ánimo, no se les ponga ya cara de derrotados.
Pero pasa también que si todo el armazón ideológico y programático, si toda la oferta que la izquierda puede ofrecer de aquí a los comicios se limita al discurso del miedo, quizás acaben por llevarse una sorpresa.
Moreno no es Ayuso, pero tampoco Mañueco. El traje de presidente que porta desde hace tres años y medio ha agrandado su figura. No por la derecha, pero sí por un centro que ante el temor a una Olona vicepresidenta quizás prefiera concentrar el voto a jugársela.
En la sala de máquinas del peperismo andaluz están preocupados, y con razón, por cómo les puede afectar la digestión del pacto en Valladolid. Pero también hay quien recuerda que la primera en agitar el espantajo de Vox fue Susana Díaz antes de las elecciones de 2018. Terminó fuera de San Telmo.
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