tratos y contratos
Operación Ybarra, el choque inevitable
El acuerdo firmado en 2009 con Migasa para vender el 50% restante en una década abocaba al litigio
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Iniciar sesiónEl Grupo Ybarra, una de las marcas más señeras de la agroindustria andaluza, atravesaba en 2009 una doble crisis. Una nefasta gestión financiera provocó, a su vez, un hondo desconcierto entre los varios centenares de accionistas. Ante la ausencia de una figura que asumiera el ... liderazgo —algo especialmente complejo en una situación que implicaba a tantas familias con el mismo apellido—, se buscó una solución rápida y segura mediante una alianza con Migasa, que ya eran socios en el negocio aceitero. Los Gallego inyectaron fondos y ayudaron a reconducir la gestión de la compañía. A cambio, tomaron el 50% del capital y se firmó una cláusula que, desde el primer momento, prefiguraba un choque final en la relación: Migasa tendría el derecho unilateral de adquirir el otro 50% al cumplirse una década de la operación.
Los muñidores de aquel acuerdo introdujeron así un evidente sesgo en la gestión. Todos los accionistas deseaban relanzar Ybarra y garantizar su sostenibilidad futura (era una gran marca y, pese al endeudamiento financiero, un negocio atractivo). Sin embargo, es evidente que superada esa primera etapa, a un 50% de los accionistas le interesaba más que al otro que la valoración de la compañía alcanzara su pico máximo justo al expirar el plazo estipulado.
¿Qué ha ocurrido desde entonces? El Grupo Ybarra reequilibró su situación y, tras el incendio de su fábrica en 2016, levantó una planta moderna que le ha permitido impulsar su negocio de salsas. Ambas familias han convivido en el consejo con una relación fría pero marcada por un aparente respeto mutuo y, en este periodo, han logrado conjuntamente que la compañía roce los 300 millones de facturación y los 18 millones de beneficio operativo en 2024. Sin embargo, agotado el plazo adicional concedido tras la destrucción de la vieja fábrica, el choque inevitable ya ha llegado y toca sellar el traspaso del 50% restante. La valoración de la histórica compañía alimentaria debía determinarla una gran firma de auditoría basándose en los flujos de caja (que reflejan, en teoría, la capacidad de una empresa para generar dinero). Pero los Ybarra consideran que la sociedad podría haber alcanzado este momento con un valor potencial mayor. Por ello, han demandado a los Gallego por administración desleal, acusándoles de intentar minusvalorar el precio real de las acciones al evitar formular planes de negocio y proyecciones a medio plazo que evidenciaran el recorrido futuro de la empresa. Aseguran, incluso, que se han insinuado ofertas iniciales a precios de derribo.
El Grupo Ybarra es una compañía con negocios sólidos y potencial de crecimiento. El tiempo dirá quién tiene la razón en este pleito: bien cuando el juzgado se pronuncie sobre la demanda de los Ybarra, o bien cuando exista una oferta final y real de los Gallego por el 50% de la empresa (basada en una valoración de verdad independiente). Lo que ya no tiene remedio es el pasado y aquella negociación en la que una de las dos partes quedó en una posición de clara debilidad.
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