No NI ná
Una población flojita
Cada día sufre varias bajas sobrevenidas de trabajadores por causas banales como un dolor de cabeza o perder el autobús
El empresario Germán Franco, del grupo Trifulca, sacaba días atrás en la entrevista de Jesús Álvarez parte de una frase del escritor Michael Hopf, a cuenta de los problemas que tiene su empresa, y otras tantas del sector turístico, para encontrar personal y mantenerlo: «Los ... tiempos duros crean hombres fuertes y los tiempos fáciles crean hombres débiles». Lamentaba el empresario la falta de compromiso de las nuevas generaciones, incluso antes de acceder al empleo: «De diez personas citadas para una entrevista vienen tres y el resto ni siquiera llama». Y advertía que sufre cada día varias bajas sobrevenidas por causas banales como un dolor de cabeza, la caída del patinete o perder el autobús.
Faltan trabajadores en la hostelería y el turismo, como faltan albañiles o fontaneros. La retirada comenzó en el campo. No hay españoles en las grandes campañas a pesar de que unas 150.000 personas en Andalucía son beneficiarias de algún subsidio agrario. Ni la inteligencia artificial calcula el montante de dinero público destinado a ayudas por desempleo. Y, sin embargo, no hay tanta gente decidida a trabajar. Sobre todo en trabajos exigentes y horarios difíciles. Hay chavales que se niegan a trabajar los fines de semana porque quieren viajar para que otro les ponga todo por delante a cualquier hora. Y lo primero que preguntan es si pueden teletrabajar. Estas nuevas generaciones no quieren vivir para trabajar pero tampoco sufrir los más mínimo y exigen derechos, como librar tres días por la muerte de su mascota. El problema es que todo el mundo no puede trabajar en la Faffe, ni ser director de Artes Escénicas de la Diputación de Badajoz, que parece el destino anhelado por esta 'new age' de la flojera. Los hay que justifican que es mejor vivir del subsidio que de un «sueldo mísero». Y en eso se culpa a los empresarios, a pesar de que hay convenios e inspección laboral, sin plantearnos cómo es posible que la administración, entre pagos de empresa y del trabajador, ingrese tanto como ese trabajador cada mes por cada puesto de trabajo. ¿Por qué no fluye ese dinero en el círculo de consumo? Esa es una clave a la hora de analizar a quién conviene las sociedades débiles.
Todo esto ocurre en una sociedad cada día más idiotizada, debilucha y protestona, que trata a los animales como a las personas, que no puede vivir sin móvil, se informa por las redes y se manifiesta por la 'bioclimatización' en la escuela antes que por el 'bulling'. No me explico cómo la generación de los tiempos de la Transición ha colaborado tanto en hacer tan fácil la vida a ésta. Es evidente que estamos cerrando el círculo de la cita completa de Hopf: «Los tiempos difíciles crean hombres fuertes; los hombres fuertes crean tiempos fáciles, los tiempos fáciles crean hombres débiles y los hombres débiles crean tiempos difíciles». Como verán, se nos vienen encima tiempos muy difíciles.
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