Sevilla al día
El papel de Muñoz
Ningún derrotado con aspiraciones de una segunda oportunidad ha sido capaz de enfrentarse al déspota
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Iniciar sesiónMuñoz le debe su derrota electoral de hace dos años a Sánchez. El presidente acabó fulminando las expectativas del por entonces alcalde y candidato del PSOE, que vio cómo conforme se acercaba el 28-M se le iban escapando por el sumidero los votos que ... le daban las primeras encuestas. Su política de tierra quemada, con el único fin de sostenerse en el poder con alambres de espinos, hizo implosionar todo el poder territorial, sacrificando a los líderes locales y regionales si era necesario. Muñoz fue uno de ellos, un político honrado, muy alejado del argumentario del sanchismo que ha acabado anulando las siglas de tantos socialistas que no reconocen el actual partido al que pagan sus cuotas, vendido ahora al único interés y dominio personalista de un cínico y narcisista con ínfulas de salvapatrias, capaz de vender a su madre por seguir durmiendo en la Moncloa.
Pero Antonio Muñoz, como tantos otros candidatos que se estrellaron en las urnas, tiene buena parte de la culpa del poder ubicuo de este embustero, convertido ya en tirano bananero al que le crecen los enanos corruptos y puteros alrededor. Ningún derrotado con aspiraciones de una segunda oportunidad ha sido capaz de enfrentarse al déspota, más allá de quienes se sienten con el respaldo que le otorga el gobierno, como es el caso de García Page. Había miedo a la purga que ha logrado que, entre el electorado socialista, a dos de los grandes arquitectos del PSOE posmarxista como González y Guerra se les considere unos jubilados que han perdido la cabeza.
Ahora todo ha saltado por los aires. Porque ningún socialista, nadie que se considere de izquierdas y que no le deba nada al autócrata puede justificar ahora el informe de la UCO en el que aparecen todas las pruebas, que no indicios, de la corrupción en su entorno. Ya no es su mujer, ni su hermano, ni el fiscal general del Gobierno (no del Estado). Son sus dos secretarios de organización repatiéndose mordidas, enchufando a prostitutas en empresas públicas y con una posible financiación irregular sobrevolando Ferraz, por la que andan amedrentados desde que todo estalló.
Ahora todos andan escondidos esperando a que pase una tormenta que va camino de ser una dana que acabe llevándose por delante los restos de un PSOE destruido donde nadie, o casi nadie, se levanta contra el caudillo por miedo a que lo depuren también. El fin de Sánchez tiene tres itinerarios: que sus socios de Gobierno tengan la integridad necesaria para dejar de poner la mano donde se depositan las prebendas, que los ciudadanos lo acaben echando a través de las urnas, o con el surgimiento de una corriente crítica interna unida, sin miedos, que empiece a mirar por su propia dignidad. Antonio Muñoz, al que han intentado mover la silla en estos dos años, puede terminar su carrera política con un fracaso electoral ahora mismo garantizado o con el señorío de no deberle nada a nadie. Y quien sabe si así llegaría su triunfo.
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