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El dolor del acoso jamás prescribe
El acoso escolar no es una prioridad para los partidos políticos, porque la crispación que ellos alientan es la quintaesencia misma del acoso
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Iniciar sesiónCada vez que ocurre una nueva tragedia vinculada al acoso escolar o al «bullying», nos rasgamos las vestiduras durante unos días, pero luego todo vuelve a la «normalidad». Es decir, los abusivos eligen nuevas víctimas, los profesores carecen de poder para frenarlos, las direcciones de ... los centros niegan la mayor y los padres de los acosadores continúan protegiendo a sus alimañas. Mientras tanto, los profesionales del buenismo prefieren hablar del entorno conflictivo de los pobres acosadores, desentendiéndose de las víctimas e ilustrando sus argumentos con protagonistas infantiles, cuando los abusos más trágicos y espeluznantes siempre se perpetran durante la adolescencia.
Escribo todo esto pensando en Sandra (14 años); pero también en Lucía (12 años), que se suicidó en febrero pasado; en Kira (15 años), que se mató en 2021; en Diego (11 años), que se ahorcó en 2015; en Arancha (16 años), que se tiró de una sexta planta en 2015; en Alan (17 años), que se quitó la vida en 2015 o en Carla (14 años), que se arrojó desde un acantilado en 2013. Y así podría seguir enumerando tragedias hasta llegar a Jokin (14 años), cuyo suicidio en 2003 fue incluso llevado al cine. ¿Conocemos algún caso de acosador arrepentido u horrorizado por sus actos? Más bien, tengo presente las pintadas que aparecieron en el liceo de Lille donde estudiaba Lindsay (13 años), quien se mató en 2023 destrozada por sus torturadores: «Me meo en tu tumba, Lindsay».
El acoso escolar no es una prioridad para los partidos políticos, porque la crispación que ellos alientan es la quintaesencia misma del acoso. Los acosadores, los abusivos, los crueles y los faltones lo tienen todo a favor para triunfar en un ecosistema partidario que recompensa la humillación, el insulto y el ataque personal, sin importar las siglas, los colores y las ideologías. ¿Cuántos ministros y portavoces parlamentarios habrán afilado sus colmillos contra sus compañeros de secundaria y bachillerato? En España la «memoria histórica» por ahora es sólo sectaria e ideológica, pero confío en que algún día enfile contra la impunidad de los acosadores. En 2020, Aaron Coleman fue elegido para representar al partido demócrata en la cámara de Kansas, pero sus antiguas víctimas sacaron a relucir su pasado acosador y acabaron con su carrera política. Coleman no era un ciudadano ejemplar, porque la ejemplaridad debe fundarse en la decencia y el civismo. Nunca en la ideología o el sectarismo.
Echo en falta respuestas rotundas de los testigos pasivos de la crueldad de los acosos. ¿Por qué nadie defendió a Sandra? ¿Por qué nadie denunció a sus acosadoras? La ejemplaridad se aprende y cultiva desde la infancia. Por ejemplo, denunciando el acoso y la crueldad. Quienes lo han sufrido saben que ese dolor jamás prescribe y sus secuelas ya son materia de estudios, pues afecta a la salud mental, el rendimiento laboral y hasta la decisión de tener descendencia.
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