Trembling close to you

Estoy enamorada, estoy celosa y no me rindo aunque desde el primer día me dijiste que no ibas a dejar a tu familia. También me dices me gustas y eres muy bonita pero no me llamas a las horas en que estos piropos cristalizan. Y yo tengo 25 años y tú me doblas y sabes de muchas cosas más, pero yo he visto tu vacío, la boca del dolor, y sé que podría calmarte. Mis besos y mis caricias. Mis amigas se acuestan con sus novios porque tienen miedo de perderlos y yo tengo el mismo miedo y no puedo hacer nada.

He de buscar, lo sé, al hombre de mi vida. Pero siempre que me alejo, regreso y prefiero estar contigo y que tú llenes mis espacios como si sólo fuéramos amigos. Y ahora que lo digo, pienso: es verdad, sólo somos amigos; a nada más nos hemos comprometido. Me alumbras y me desesperas y me aterra la idea de no hablarnos más y me callo lo que te diría, por no agobiarte, para que no te vayas, y te odio y te quiero como nunca he querido, y tú crees que me tratas bien y es verdad que me tratas increíblemente bien, y que me llevas y me invitas, pero cada vez que me dices que te gusta estar conmigo y mi mundo se ilumina, por debajo, aquí en el estómago, toca, ¿lo notas?, se me abre todavía más la angustia y yo que creía que de tanto que duele, más no podía.

Cualquiera de mis amigas querría con su novio esta compañía, la ternura, las conversaciones, tus ojos tan dulces, tan fulminadores, pero te miro y veo el terror de lo que nunca tendré, y me da pena y me da rabia, y no es que quiera incomodarte pero oye, ¿qué te pasa con el sexo?, ¿por qué casi nunca lo hacemos?, ¿por qué tampoco vas con otras, si es verdad lo que me cuentas? No me creo la pereza, ni te has hecho tan mayor, ni eso del bloqueo porque desde lo de tu mujer todo te abruma. Sé la fama que te dan tus artículos pero también cómo eres conmigo y con algunas otras chicas que conociste antes y que aún te funcionan los trucos. A ti te ocurre algo, yo entiendo de estas cosas, como dice el bolero que tanto escuchas, y me angustia que te ocurra porque estoy enamorada, y la incertidumbre envenena a los enamorados hasta hacerles perder la cordura.

Te conocí hace dos años y tu agujero permanece intacto. Me siento a la vez mezquina y muy mujer cuando pienso que tu extravío es lo que más te inclina hacia mí. Aún eres el salvaje desamparado, los hilos rotos de tu escritorio, la noche con los ojos vendados, la brutalidad del pillaje. Dime mi amor vacío y roto, tan perdido, a quién llamas cuando aúllan los lobos y no me llamas a mí.