vivimos como suizos

Al fin solos

Compartir habitación con otro enfermo no es la más deseable manera de morirse

Y un saxofón

No va ni muerta

Prefiero vivir sola que acompañada, pero también prefiero morir sola que acompañada. Morir sola, no sé, como Coco Chanel en el Ritz de París. Aunque morir en el extranjero sea una ordinariez (ordinariez para mí, no para ella, que era francesa). Leía ayer en ABC que una señora viuda deja su herencia ... para que pacientes terminales no mueran en una habitación compartida. Su marido entró en el hospital por dolores que fueron un cáncer de páncreas terminal. Entró un 16 de septiembre y murió el 10 de octubre. Sólo estuvieron solos las últimas 24 horas. «Hasta entonces, compartíamos habitación con otro enfermo, separados por una cortina». En Son Llatzer (Palma) ya existen habitaciones de últimos días, pero el hospital va a cumplir la voluntad del matrimonio. O adaptando la habitación 475, donde el señor murió, o creando un nuevo espacio que permita esa intimidad.

Hay muchas cosas por las que considerarme una privilegiada más allá de la (aparente) salud. Que cualquier día te duele algo y es un cáncer de páncreas terminal. Privilegiada por poder pagar el alquiler, por poder ducharme con agua caliente y tener calefacción, por haber vivido la muerte de mi madre en la habitación individual de un hospital público. Y con toda la morfina necesaria para la agonía. Antes de que la morfina hiciera todo su efecto, las últimas palabras de mi madre fueron: «No tengas críos». Y yo creo que lo dijo para que esos críos no tuvieran que ver en su día cómo su madre se moría.

Ya dije que me parecía un privilegio la elección para morir de Tilda Swinton en 'La habitación de al lado'. Y que hacerlo en esa habitación de hospital ya me habría parecido bastante deseable. No digamos la casa que elige. La tumbona que elige. Seguro que esa tumbona vale más que mi cama. El acompañamiento de Julianne Moore es el estar solos que quiere la señora de Palma. En la película de Almodóvar esa señora no quería morir sola, quería una amiga al menos en la habitación de al lado, como los niños que piden una luz encendida. Morir sola, con todas sus variaciones privilegiadas, es hacerlo sin extraños.

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