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pincho de tortilla y caña

El hombre que sabía demasiado

Hay locos que se creen Napoleón y otros que parecen espeleólogos empeñados en seguir cavando un hoyo

Las tres Españas

Estómago a prueba de bomba

Luis Herrero

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Así las cosas, Sánchez sólo puede caer por uno de estos tres motivos: o porque en un acto de postrera dignidad él decidiera dimitir, porque alguno de sus socios se subiera al carro de la moción de censura o porque la presión interna dentro del ... PSOE forzara el adelanto electoral y las urnas le mandaran a su casa. De las tres, la última es la menos disparatada. La hipótesis dimisionaria exigiría una cura psiquiátrica al alcance de pocos especialistas. Su desconexión con la realidad, típica de algunos trastornos psicóticos, le impidió darse cuenta a tiempo de la tormenta que se avecinaba, a pesar de que casi todos los medios de comunicación venían informando desde hace meses del peligro potencial del informe de la UCO. Que la Guardia Civil había pillado a Santos Cerdán con el carrito del helado era el secreto peor guardado de la última década, pero el presidente, en Belén con los pastores, prefirió pensar que todo era un bulo fabricado por la fachosfera –ese otro engendro de su afección disociativa– y siguió a lo suyo como si tal cosa. Ahora, el mismo desequilibrio mental le lleva a decir que está limpio como una patena, ignorando que en el informe de la Benemérita hay varios pasajes que sugieren con suficiente claridad que él estaba al tanto de casi todo y decidió mirar a otro lado. Destituyó a Ábalos al enterarse de que estaba recibiendo comisiones «a espaldas del partido», Koldo explica en una grabación que existía un sistema, del que se beneficiaban todos los ministros, para camuflar las comisiones ilegales mediante facturas ficticias y para más inri, cuando supo por Santos Cerdán que iba a ser imputado por el juez, envió un SOS a Moncloa que Sánchez despachó con este escueto comentario: «Koldo es un corrupto y le quiero muerto». Ahí cavó su propia tumba. 'Ave, Caesar, morituri te salutant'. Se ponga como se ponga, Sánchez sale retratado, en las pesquisas de la Guardia Civil, como el hombre que sabía demasiado. Estaba al tanto de lo publicado hasta ahora y, lo que aún es peor, lo lógico es pensar que también conozca lo que está a punto de publicarse en las próximas entregas. Los periódicos lo están contando con el mismo desparpajo con que anunciaron la hecatombe que se cernía sobre Cerdán: hay cuatro informes más en el telar de la UCO, Koldo guarda muchas más grabaciones en un lugar seguro que harán temblar el misterio y Aldama promete nuevas deposiciones en sede judicial. Que Sánchez no quiera darse por enterado y le diga por carta a su militancia que está siendo víctima de una campaña de la derecha para derribar un Gobierno legítimo y que sólo su continuidad en el cargo puede salvar la democracia sólo demuestra que está peor de lo que parece. Hay locos que se creen Napoleón y otros que parecen espeleólogos empeñados en seguir cavando un hoyo hasta alcanzar el centro de la tierra. Pincho de tortilla y caña a que la legislatura, diga él lo que diga, salta por los aires antes de fin de año.

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