CAFÉ CON NEUROSIS
Avanza... el maniqueísmo
Pedro I, El Mentiroso, ha aprovechado el apagón para mostrar su rechazo a la energía nuclear, que no tuvo la culpa, sino el exceso de renovables
Pequeñas cosas importantes
Avanza la decadencia
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Iniciar sesiónHay que reconocer que el maniqueísmo es muy cómodo: sientes la satisfacción de saber que militas en el ejército de los buenos, los honrados, los valientes, y que los demás, los que piensan de manera diferente, están equivocados, y a un equivocado no se le ... debe dejar que desvaríe, ni un solo segundo.
Me imagino la tranquilidad existencial de un secesionista, vasco o catalán, sabiendo que si los suyos roban dinero público es por una buena causa: la de separarse de una sociedad inferior, menos inteligente, zafia y autoritaria, como es la que componen los españoles. Y, entre los españoles, el sosiego de maniqueos de izquierdas o de derechas, satisfechos de no tener dudas, y de que su catecismo tiene razón, mientras el enemigo –enemigo, no contrincante– se enloda en el error.
A veces, en las imágenes difundidas por los medios, veo en la decoración ambiental de los mítines, o reuniones del PSOE, el término «Avanza». Y reconozco que los cambios de opinión, las falsedades y la soberbia de Pedro I, El Mentiroso, no provocan mellas, ni retrasos, en este avance hacia el maniqueísmo.
Poco a poco, se van configurando arquetipos prefabricados, uniformes cerebrales que miles de personas se ponen, con idéntica familiaridad con la que echamos mano del abrigo en invierno o del polo de manga corta en verano.
La última referencia a estas soluciones sectarias se refiere a las centrales nucleares. La Unión Europea, el 1 de enero de 2021, inauguró el año declarando que la energía nuclear se consideraba energía verde, hasta 2045. En España, estaba de ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera, firme partidaria de cerrar todas las centrales nucleares. Y, a pesar de la declaración de la UE, siguió predicando sobre su rechazo a las malévolas y peligrosas centrales nucleares. Sin embargo, a pesar de este rechazo, fue propuesta para ser comisaria de la UE para una Transición Limpia, Justa y Competitiva, cargo del que tomó posesión no sin antes asegurar a la UE que no se opondría al mantenimiento y creación de centrales nucleares. Del «nucleares, no, gracias, soy de izquierdas», parece que doña Teresa ha pasado a «nucleares, sí, las que hagan falta, que soy comisaria y vicepresidenta europea». O puede que no, porque no hace mucho, a mediados de marzo, una comisión de afectados por el cierre de la central nuclear de Almaraz se fue a Bruselas para explicar su «sí a Almaraz, sí al futuro», pero no fue recibida por la comisaria española. Por si fuera poco, Pedro I, El Mentiroso, ha aprovechado el apagón para mostrar su rechazo a la energía nuclear, que, por cierto, no tuvo la culpa, sino el exceso de renovables.
No razonen con maniqueos. Saben lo que nos conviene para que seamos felices. La que está equivocada es la Unión Europea. Y Teresa Ribera debe ser la Infiltrada.
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