café con neurosis
Pequeñas cosas importantes
La desproporcionada acción de la comisaría de Leganitos parece que no ha merecido la apertura de, al menos, un expediente
Avanza la decadencia
La malsonancia, casi obligatoria
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Iniciar sesiónDurante los dos años que estuve en el Ministerio de Trabajo, de la mano del ministro Rafael Calvo Ortega, nunca supe que a ningún empresario lo hubieran arrestado y llevado a comisaría por un presunto delito laboral. Y, desde entonces, han pasado 44 años, y ... tampoco me han llegado noticias de que ocurriera algo semejante. Sí ocurrió, ya en el siglo XXI, con el compositor, cantante, actor y director conocido como Nacho Cano, a raíz de la denuncia de una becaria, con matices de extorsión. Ahora, la Inspección de Trabajo ha rechazado que hubiera delito, pero la desproporcionada acción de la comisaría de Leganitos parece que no ha merecido la apertura de, al menos, un expediente, por el bien del Cuerpo de Policía, por el que siento simpatía y admiración.
Creo que el mismo día, unos árbitros de fútbol, que iban a juzgar el partido que disputarían, unas horas más tarde, dos equipos de fútbol –nada menos que la Copa del Rey– amenazaron a uno de los clubes litigantes, quejándose de que les habían criticado, y manifestando claramente su animadversión por ese equipo, algo así como si la juez que asume la investigación de la contratación de David Sánchez –ese chollo de ser contratado, cobrar y no ir a trabajar– antes de tomarle declaración reuniera a la prensa, se mostrara quejosa de las presiones que recibe y advirtiera que el hermano del presidente del Gobierno se iba a enterar de lo que es una juez independiente. ¿Se lo imaginan? Lo que no necesitamos imaginar es el silencio cobarde del Colegio de Árbitros, cuando se destapó el caso de corrupción de un vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros. Caso Negreira.
Y ya que estamos en algo tan popular como el fútbol, cuando sonó el himno nacional, un numeroso grupo de seguidores del Barcelona, al comienzo del partido, volvieron a silbar al himno de España y al Rey. Bueno, si el futuro es cómo ellos sueñan, cuando logren la independencia ya nunca tendrán que escuchar el himno de España en una final del Copa del Rey, porque lo que disputarán será la Copa del Presidente de la Republiqueta Catalana, seguramente contra el Tarrasa.
Y, por último, otra pequeña cosa: la ausencia del presidente del Gobierno en Roma, en las exequias del Papa fallecido. No creo que fuera por soberbia, porque Pedro I, El Mentiroso, en la inauguración de una línea del AVE, subió al vagón delante del Rey, demostrando su falta de complejos. Y en una de las audiencias reales se colocó al lado de los Reyes, como si fuera también el anfitrión. No, a lo mejor es que, tras felicitar por el final del Ramadán a los musulmanes que viven en España, le pareció que ir a Roma sería un exceso de religión en un socialista tan orgullosamente laico.
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