sala de máquinas

Ultras e inmigrantes

La inmigración global, por supuesto, es el principal desafío continental, al poner en riesgo nuestra estabilidad

La señora de la que me habla

Begoña en todas partes

Existen dos fórmulas infalibles en la política europea actual. La primera es clamar contra la ultraderecha; ahí anda abonado Pedro Sánchez haciendo lo que su tocayo, el pastor del cuento, provocar el pánico a cuenta de gritar ¡socorro, que viene el lobo de la extrema ... derecha! Para el Gobierno, todos somos fascistas reales o potenciales y asombrosamente el truco funciona en parte de los votantes. La otra estrategia triunfadora es la de Vox: criminalizar la inmigración sin la más mínima mesura; Abascal desde hace meses copia a partidos vecinos que rozan la xenofobia, en lo que parece puro miedo al daño electoral que les está haciendo el antisistema Alvise. La inmigración global, por supuesto, es el principal desafío continental, al poner en riesgo nuestra estabilidad. Hace falta un control férreo de las fronteras, pero también establecer todos los años amplísimos cupos de entrada legal. Si mañana se cumple el sueño de Vox y desaparecen los inmigrantes, la economía española (emergida o sumergida) deja de funcionar.

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