EDITORIAL
Embusteras al descubierto
El archivo de la denuncia sobre la manipulación de la Junta andaluza en las pruebas de cáncer de mama revela la cascada de mentiras vertidas por la izquierda, que no debería quedar impune
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Iniciar sesiónLa impunidad de la mentira puede tomar cuerpo, de nuevo, tras la decisión de la Fiscalía sevillana de archivar la denuncia contra la Junta de Andalucía por una supuesta manipulación de pruebas médicas realizadas por el Servicio Andaluz de Salud en el programa de ... cribado de cáncer de mama. El Ministerio Público ha descartado por completo cualquier alteración o borrador de pruebas de imagen o de informes sobre las mujeres sometidas a revisión. Concretamente, la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama (Amama) ha quedado en evidencia por el decreto de archivo dictado por la Fiscalía. Amama desencadenó una campaña de críticas a la Junta aireando datos falsos o no contrastados, además de alinear su estrategia de acoso a la sanidad andaluza con los partidos de izquierda, cuyos dirigentes, como la ministra-candidata María Jesús Montero, no dudaron en cebar la crispación con los legítimos temores de cientos de mujeres andaluzas. Ya resultó sospechoso que la presidenta de Amama, Ángela Claverol, se resistiera a aceptar la colaboración del nuevo consejero andaluz de Sanidad; y también que la citada asociación aireara, primero, la cifra de 4.000 mujeres afectadas por la manipulación y, luego, a requerimiento de la Junta, reconociera que esa cifra se correspondía a las consultas telefónicas recibidas. En paralelo, la izquierda político-mediática montó su propio espectáculo, exhibiendo en el Parlamento andaluz una supuesta mamografía manipulada sin comprobar su nula veracidad, mientras que RTVE convirtió en profesional médico a una administrativa con pasado en las cocinas de un hospital sevillano. Echaron el resto.
Ni alteración malintencionada de las imágenes depositada en el sistema informático de la sanidad andaluza –sistema que colapsó por la avalancha de consultas, según el Ministerio Fiscal–, ni 4.000 mujeres abandonadas a su suerte ante el riesgo de un cáncer. Es incomprensible que una asociación que dice defender los derechos de la mujer con esta enfermedad se preste a protagonizar una campaña tan sucia de desinformación sobre el cáncer de mamá, generando en cientos de mujeres una angustia cruel. Pero sí es comprensible, por los antecedentes de la misma estrategia, que la izquierda se agarre a cualquier información que permita acusar al PP de poner en riesgo la vida de los españoles, o incluso de acabar con ella. La izquierda vuelca sus esfuerzos en exacerbar los sentimientos ciudadanos, activar la visceralidad, ante la impotencia electoral en algunos territorios.
Nadie ha pedido perdón por estas semanas de mentiras acumuladas. Incluso Montero ha rechazado expresamente pedirlas. Lo pertinente es que el Gobierno andaluz acuda a los tribunales de Justicia y exija responsabilidades legales, no perdón, y revise qué se ha hecho con el dinero público que subvenciona actividades de Amama. Que una asociación defienda una buena causa no hace bueno todo lo que haga o diga. Al revés, el abuso y la mentira bajo el manto de la lucha contra el cáncer hace que estas conductas sean aún más reprochables. Por eso, las mujeres tienen también mucho que decir sobre esta nebulosa de entidades que se atribuyen su representación ante la opinión pública, muchas veces sin más respaldo que el de una denominación llamativa, pero que solo tiene voz para usarla contra el PP. Su mutismo ha sido escandaloso con las excarcelaciones y beneficios a violadores gracias a la ley del 'solo sí es sí' o con la distribución de pulseras contra el maltrato absolutamente inútiles para proteger a las víctimas. Este sectarismo político es inaceptable y deslegitima a quienes, llenándose la boca de grandes causas, solo se comportan como títeres de la izquierda.
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