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LA SUERTE CONTRARIA

Rojos y maricones

La audiencia, como masa que es, no es muy lista. Pero incluso así ha dicho basta y ha abandonado el gulag libremente

La ventana de Delibes (5/05/2023)

La peor izquierda (30/04/2023)

José F. Peláez

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Sálvame nunca ha sido un programa de corazón. Por encima de cualquier otra consideración, Sálvame ha sido una tertulia política de cuatro horas de duración que, sobre la base del corazón, tenía a media España como a Malcom McDowel en aquella habitación de ' ... La naranja mecánica'. Ni siquiera era un programa de televisión, era un campo de reeducación basado en el conductismo que no trataba de comentar la vida de los famosos, sino, con la excusa de un aspecto de la actualidad rosa, establecer un juicio moral que definiera la conducta como deseable o no deseable, como reprochable o como encomiable, lo que, en el fondo, marcaba a la audiencia un criterio claro de qué manera de estar en el mundo es la correcta, cuál es a la que se debe aspirar y qué otra es la que se debe rechazar de plano, a lo bestia, sin matices ni consideraciones.

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