María, Carles

Cielo azul en Sevilla el viernes, el Guadalquivir se puso del color de ese mismo cielo como si fuera a salir Juncal a besar a La Maestranza y a cruzar a un ciego en la calle Betis. Hubo algo de Domingo de Ramos con alamares de luto, de Sábado Santo de La Canina, que Sevilla es dual: de negro y de barrio, de Joselito y Belmonte, 'palangana' o bética. El lloro y la sonrisa. Qué bien se entierra en España que dijo el otro. Olía a incienso entre las coronas de flores por quien con una canción hizo más que el ministerio del sobrecoste: el de Igualdad.

Y todo eso en vísperas de hoy, 11 de septiembre. Cuando cambió el mundo, el orbe entero en NYC, y a los independentistas les dio por el juego floral y un petardazo de un CDR, que les pone. Hoy es esa cosa necrófila a Casanova, con flores como tartas, los Mossos ataviados como los antiguos revisores de Renfe con chistera. Risas.

1714, y estos descarriados, desde antaño, con la ofrenda floral, la del Pilar pero entre navajazos de 'primacía.cat' y los negocios del 'pujolismo', razón y causa de todo. Ya con esto empiezan el otoño catalán, que harán de la amnistía como una exigencia normal, ganada por esa Cataluña dominguera que iba a llorar a Lledoners los domingos. Dadle una causa y cuatro pusilánimes se creerán el pueblo hebreo tras Auschwitz.

En Sevilla los ídolos idos, Carmen Sevilla, Puerta, Alberto y Ascen y demás son despedidos por las dolorosas andaluzas y todo tiene la profundidad sureña de la calle Aire de Cernuda. En Barcelona, entre flores de las Ramblas de esta primavera tropical, tenemos la romería que, este año no, anunciaba algaradas de los burguesitos de Pedralbes, hoy más del Che Guevara que de Prat de la Riba. Con la 'butxaca' por delante, eso sí.

Amnistía y diálogo. Claro.