En observación

El de los dos DNI era Pedro Sánchez

Sobre la inescindible condición de presidente del Gobierno del marido de Begoña Gómez

Pablo Bustinduy en el planeta de los simios

El caso Gómez, o el caso Sánchez

Grandes misterios de España. Episodio 97. A la muerta de la curva, las patatas ecológicas o las caras de Bélmez se sumó en tiempos recientes el caso de los dos DNI que, según un acreditado medio del sector de la regeneración democrática, manejaba el juez ... Peinado en las notarías para convertirse en lo que se conoce como gran tenedor inmobiliario. Resulta ahora que el que tenía dos DNI era Pedro Sánchez: uno para ejercer de presidente del Gobierno y un segundo para presentarse ante la ciudadanía y los corintios, y a través de preciosas cartas de amor, como marido de Begoña Gómez. Estamos ante un debate ontológico cuya hondura ya adelantó, en sus tiempos de portavoz del Gobierno, Carmen Calvo, conocida jurista que definió el dogma de «el dinero público no es de nadie» y que, sin quererlo o a propósito, apuntó hacia el enigma de las dobles identidades -«me acabo de encontrar un DNI que no es de nadie»- al distinguir entre las dos personalidades del jefe del Ejecutivo.

Cuando a Carmen Calvo le preguntaban en La Moncloa por las cosas que había prometido Pedro Sánchez y que de inmediato había incumplido, nada más tocar pelo y moqueta, la ahora presidenta del Consejo de Estado se transformaba en sacerdotisa de la ceremonia de la confusión para asegurar que había que discernir entre Pedro Sánchez y el presidente del Gobierno, dos personas distintas, separadas por una línea temporal que permitían a Su Dualidad transformarse y cambiar de opinión, o mentir. La tesis de Calvo, pero dada la vuelta, otro milagro, otro misterio, está en la base de lo que el marido de Begoña Gómez expone ahora ante el juez Peinado para evitar que le tome declaración domiciliaria. Su condición de esposo -señala- es inescindible de la de presidente del Gobierno. A ver si nos vamos enterando.

Como presidente nuestro que es nos debe una explicación, pero por escrito, que se le da mejor que en el formato de unas preguntas a las que el jefe del Ejecutivo no está acostumbrado cuando pisa terrenos ajenos al sector de los medios de la regeneración democrática. Tiene toda la razón Pedro Sánchez cuando trata de voltear el calcetín que tejió Carmen Calvo y, a la inversa, declarar el dogma de la inescindibilidad presidencial y marital. Sin embargo, no hay más que leer sus recordadas cartas a la ciudadanía para desmontar su estrategia epistolar.

En aquellas misivas, cargadas de amor conyugal, Pedro Sánchez se escindió de su responsabilidad como presidente del Gobierno para presentarse ante la opinión pública como un simple marido, atormentado por el dolor que le causaban unas revelaciones periodísticas que a punto estuvieron -dejó escrito- de dimitir y abandonar su alta tarea histórica. De resultar inescindible su condición presidencial y marital, Sánchez se hubiera dirigido a los corintios y a la ciudadanía con un mensaje más propio de quien dirige la nación que de un hombre atribulado por las cosas que van diciendo por ahí de su señora. Fue tanto su empeño en dejar, negro sobre blanco, un documento sobre la escindibilidad de sus dos personas -véase Carmen Calvo, papisa de todo este lío- que su intento de hacerse pasar por inescindible resulta paradójica. Todos somos inescindibles, pero sólo el juez Peinado tiene dos DNI y Pedro Sánchez, Su Dualidad, puede hacerse pasar por lo que nunca fue. Está escrito.

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