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Visto y no visto

Orejas de lobo

«Un Estado es absoluto cuando reclama un monopolio para definir el crimen, controlar la educación, supervisar la familia, regular los hábitos y censurar las opiniones»

Necesidades históricas

Abstenerse ¿para qué?

Ignacio Ruiz-Quintano

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En esa lonja federalista (¿Hamilton o Proudhon?) que es hoy el Parlamento, los diputados de color oposición canjean con los ministros del Banco Azul frases de camiseta como si fueran cajitas de gusanitos. ¡Mi gusanito por un reino!, sería el grito federalista. («Cásese, cásese luego... ... y tome ese reino que se le viene a las manos de vobis, vobis», es el consejo de Sancho a Don Quijote). «Los votantes socialistas estarán espeluznados de ver el extraordinario parecido que hay entre Pedro Sánchez y Donald Trump», declama un tal Conde, según la Wiki nacido a la Santa Transición abrazado a Blas Piñar. «Sánchez pasará, la monarquía constitucional perdurará», espeta, folio en mano, Cayetana Álvarez de Toledo al jurista de jornada, Bolaños, que no entiende qué le dicen, y nosotros tampoco, si se considera que en la monarquía constitucional el poder ejecutivo corresponde al rey.

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