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Barbón, en la mina de Cerredo

Que la actividad de una empresa con decenas de trabajadores y movimientos de maquinaria pasara inadvertida para quienes debían inspeccionarla resulta, cuando menos, insólito

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Que el Gobierno de Asturias haya tardado diez días en confirmar que en la mina de Cerredo en la que murieron cinco trabajadores se extraía carbón ilegalmente y que no se detectara en ninguna inspección pone inevitablemente el foco en la responsabilidad política del ... Ejecutivo del socialista Adrián Barbón. Tras varios días de silencio, el Gobierno asturiano ha confirmado que el accidente tuvo que ver con actividades ilícitas de extracción de carbón. Tanto en Cerredo como en la vecina Villablino, en la que residían cuatro de los cinco fallecidos, este era un secreto a voces y parecía conocido por todos menos por los responsables de la administración autonómica, encargados de la inspección de las instalaciones. La oposición ha pedido explicaciones a la consejera de Transición Ecológica, Industria y Comercio, Belarmina Díaz, que carga las culpas sobre la empresa explotadora. El juzgado de Cangas de Narcea ha abierto un procedimiento para depurar las responsabilidades derivadas de las pérdidas de vidas humanas. También la oposición ha solicitado que se ponga en marcha una comisión de investigación. Hay que recordar que, lejos de tratarse de una actividad pequeña, en julio del año pasado a la empresa se le concedió una subvención de más de 900.000 euros por parte de la actual ministra de Transición Ecológica y vicepresidenta tercera del Gobierno de Pedro Sánchez, Sara Aagesen, que entonces presidía el Instituto para la Transición Justa.

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