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siempre amanece

Trece años

Uno sabía por lógica que aquel bebé que nació en Madrid algún día sería una adolescente de 13 años, y esa es la sucesión de la vida

Decir genocidio

Un condón a los catorce

Chapu Apaolaza

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De que los niños se hacen mayores, que es de lo que trata la vida, se da uno cuenta a saltos y trompicones. El paso del tiempo se hace presente, en un recuerdo de aquella foto en el cochecito, en el columpio, en la cuna ... del hospital o el vídeo jugando con las olas en la orilla de la Concha. Hace años que no miro la galería de fotos del teléfono porque sé que está el tiempo ahí esperándome, el hijoputa. Los años no discurren; asaltan en revelaciones súbitas de algo más grande, revelaciones que suceden intercaladas con tiempos de inconsciencia y un presente eterno que de pronto, se desarma. Uno sabía por lógica que aquel bebé calvo como una bola de billar y los ojos azul Cantábrico que nació un 5 de octubre en Madrid con calor y viento del sur algún día sería una adolescente de 13 años, y esa es la sucesión lógica de la vida, hasta que la vida te presenta a esa señora de 13 años y tomas consciencia de que la tienes delante.

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