Una psicóloga: «La conversación con tu adolescente no se tiene que dar nunca durante una bronca»
Entrevista con la psicóloga Lola Álvarez, autora del libro: 'Pero, ¿qué te pasa?'
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Iniciar sesión'Pero, ¿qué te pasa?' es el título de la obra de Lola Álvarez Romano, y es, probablemente también, una de las preguntas que más se escucha en boca de padres de adolescentes. Pero la autora de este libro , que ejerce su labor de psicóloga ... en el Reino Unido, es positiva. «Los padres tienen una labor muy fundamental. Mi idea es quitar el miedo a los progenitores porque ellos pueden ayudar muchísimo a sus hijos. Es muy difícil sentirse buen padre o buena madre pero siempre hay oportunidades para solucionar aquello que crees que has hecho mal (o tu hijo te dice que has hecho mal). La vida es larga, siempre se pueden reconducir las cosas».
¿Cómo es que la mayoría de los padres de adolescentes dicen, medio en broma medio en serio, que les ponen un lacito y los regalan?
Creo que muchos padres se olvidan de su propia adolescencia. Una vez en una sesión invité a los padres a que contaran historias de su propia época de adolescente… Y salieron situaciones muy curiosas. Si los padres son capaces de pensar en las propias turbulencias de su etapa adolescente, y encima le ponen sentido del humor, la cosa cambia.
Pero el mundo ha cambiado mucho por las redes. Ahora hay otro tipo de peligros.
Eso es cierto, los padres están en un mundo que los hijos conocen mejor que ellos, lo que les sitúa con un poquito de desventaja. Y eso los hijos saben.
¿Qué pueden hacer generaciones anteriores a la hora de educar en la red?
Hay que recordar que los valores humanos que rigen las conductas son los mismos 'on y off line'. Tú puedes inculcarlos cuando vas con ellos a una reunión de amigos, a un restaurante o a una cita en el colegio. Ellos se rigen por los mismos valores que tienen sus padres a la hora de tratar a la gente. Todo eso es traducible a las redes. Pueden estar en internet pero ser conscientes de que las cosas tienen consecuencias. Es verdad que es un medio mucho más público y que hay que educarlos, pero el uso de redes estará dictado por la forma de relacionarse con los demás en general y por los valores en los que tú les estás educando. Sí, afortunadamente, tendrán mucho que ver.
Pero ahora el 'bullying' se extiende o amplifica en el formato online.
Es cierto, esa persona online tiene mucha más cancha. Pero la persona que lo hace, seguramente lo hubiera hecho en persona también. Y en la generación anterior.
¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos para prevenir ese tipo de situaciones, o que no hagan tonterías y cuelguen cosas de las que luego se arrepientan?
Hay que tener una conversación abierta sobre las redes, e insistir en que lo que ellos hacen en Instagram, Facebook o donde sea, inmediatamente es de dominio público. Esto se explica muy bien en el libro. La realidad es que sobre todo las chicas jóvenes no saben cómo se van a utilizar esas imágenes. Hay que educar e insistir hasta la saciedad en esto con los adolescentes: que esas imágenes en cuanto las cuelgas dejan de ser tuyas y pasan a estar en la nube .
¿Pero qué podemos hacer con esa necesidad de aprobación del otro, tan fuerte justo en esta etapa de la vida?
Es verdad que lo que buscan al colgar esas fotos es una reacción inmediata, que llega a través del «like», pero hay que recordar las consecuencias a largo plazo: que puede acabar en una red pornográfica, o que el día de mañana puede ser inconveniente a la hora de buscar un trabajo. Colgar según qué fotos puede tener consecuencias a largo plazo en muchas direcciones que no se nos ocurren y a ellos mucho menos.
Por eso es tan necesario sentarse y hablar con ellos de las redes, de las películas que ven, de lo que ocurre en las noticias, de los terremotos, del covid… Aprenden cuál es tu punto de vista, y que el suyo puede ser diferente, aprenden a cuestionar y que pueden discrepar de los demás y no pasa nada.
Se entiende que a la hora de querer hablar con un adolescente cobran mucha importancia las formas, el tono, el no imponer, el momento… Pero las familias se olvidan.
Sí. Se pueden dejar las cosas muy bien dichas durante una comida, en los trayectos en coche, tras ver una película juntos… Esta es una buena manera de establecer una conversación y ver que probablemente, tenéis puntos de vista diferentes. Pero el niño te está contando algo, está viendo cómo piensas tú… puede también haber puntos de encuentro. «La conversación» no se tiene que dar nunca durante una bronca. Si a ti te están gritando lo único que quieres hacer es cerrar los oídos y no abrirlos. Hay que buscar las ocasiones para conversar con los hijos y que esto se dé de forma natural. ¿Qué ocurre? Que ya en la puerta del colegio es posible observar a muchos padres que van a recoger a los niños con el teléfono en la mano. El ejemplo es lo que cuenta muchísimo. No puedes decir a un hijo «haz lo que te digo, no lo que hago yo».
El coronavirus y la pandemia… ¿Han cambiado los problemas de familias con hijos?
La covid-19 lo que ha hecho es poner los problemas encima de la mesa antes, por aquello de estar encerrado con personas con los que no te llevas muy bien. Ha habido mucha más violencia de padres a hijos, y eso se ha visto en la prensa tanto aquí, en Inglaterra, como en España. Si no te ves y es una familia mal avenida o no hay una buena comunicación, las cosas pueden ser más o menos llevaderas. Pero el hecho de estar encerrados en casa tantos meses, sin válvula de escape y muchas preocupaciones por parte de los padres (exceso de trabajo, paro, enfermedades de riesgo…) ha hecho que muchas familias se den cuenta que no se conocen, que no saben lo que piensan unos de otros…
El confinamiento ha supuesto mucho estrés parental y adolescente. Porque los jóvenes tampoco podían verse y cuando lo han podido hacer, no ha sido con suficiente libertad. Ahora mismo la incertidumbre la viven tanto los padres como hijos. Es fácil que los padres no puedan tener las necesidades del dolescente en la mente porque la prioridad en estes momento puede fácilmente ser otra.
¿Por qué muchos adolescentes rechazan el contacto físico? ¿Cómo se puede mantener?
Esto ocurre y es transitorio. Es como la historia que cuento en el libro. Primero tienes un cachorrito, luego tienes un gato, y después vuelves a tener un perro. Están creando su propia identidad y te están diciendo «no sé quién soy, pero ya no soy el niño pequeño de antes». Todo es saberlo. Es muy normal que un chaval que va al instituto no quiera que su madre le de un beso en la puerta delante de sus amigos, pero sí cuando llega a casa en privado. Si en algunos momentos le violenta, hay que respetarlo también. No es tan grave, tu hijo también tiene su propia zona de confort, que decimos. Hay que hacer pequeñas concesiones para estar cómodos y ser conscientes de que eso suele ser transitorio. Luego se van de viaje a los 18 años y al volver te dan un beso que te deja tan a gusto.
¿Todas las familias lo pasan mal en la adolescencia de sus hijos?
Todas la familias hacen lo que prueben. Es una situación de crisis, aunque hay familias que lo llevan bien. Eso también existe pero no salen en las noticias. Hay adolescencias y adolescencias, pero siempre es un ajuste. La cuestión es tranquilizarse y pensar: «nos llevamos razonablemente bien, tiene la habitación que parece una leonera, si no encuentra algo ya se apañará». Que los padres vivan bien la adolescencia de sus hijos depende mucho de las batallas que elijan luchar.
Si la batalla es para ti que saque buenas notas pero tiene la habituación perfectamente desordenada… Todo está bien. Pero hay de todo. Hay padres que están obsesionados con tener más control parental, pero así o bien haces que sea muy dócil o que muestre una rebeldía absoluta. No hay que controlar todo porque entonces no le das la oportunidad de que experimente y se destense, de que explore algo nuevo. Pretender controlar a tu hijo en la adolescencia es absurdo y contraproducente .
¿Es posible que parte de los problemas que pueden surgir se produzcan porque los padres no aceptan que sus hijos no son, digamos, como a ellos les gustaría?
Es muy importante saber también que tus hijos no son clones de ti. Que son personas con su temperamento, su vida propia, que pueden tener cosas en común contigo o no. No se trata de modelarlos como tú quieres, sino ayudarles a descubrir quienes son y sobre todo, de respetarles.
Hay muchas cosas de criar hijos que son un acto de fe . Si tú le has criado bien, más o menos les has ayudado, cuando llega la adolescencia solamente puedes confiar en que la cosa no puede ir mal. Sigues estando ahí, te sigues comunicando de una manera fluida, entonces digamos que la cosa va bien…
¿Quiere dar un último consejo a los padres de hijos adolescentes que lean esta entrevista?
Que no se desanimen. Que incluso cuando crees que has hecho mal -porque los padres siempre se echan la culpa-, hay muchos puntos de reparación que permiten reconducir la situación. No siempre vas a dar en el clavo. Si lo están intentando, que perseveren. Lo importante es que tu hijo sepa que le vas a ayudar, aunque no tengas ni idea de cómo hacerlo. También puedes preguntarle; ¿cómo podemos resolver esto? ¿Tú qué crees? ¿Cuál crees que puede ser una medida a medio camino entre los dos? ¿Probamos? Esto supone que ya hay un plan, hay una idea de que nada es imposible, nada es insuperable.
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