después, 'naide'
Por qué en Podemos han sacado el coño de contexto
Están desnaturalizando el coño de Tejero, de Ava y de Don Camilo, coños amnistiados, mascotizados, desprovistos ya de su fuerza proscrita, para enarbolar, qué tristeza, llantinas de ministra
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Iniciar sesiónLa política aún nos concede escenas en las que es posible la belleza. Me detengo, por ejemplo, en la despedida de Ione Belarra e Irene Montero de sus ministeriales poltronas, ese acto con sus claroscuros y su luz como de farola de esquina de ... calle de cuadro de Edward Hopper con solar presentido de la izquierda de la izquierda y tránsito de gabardinas y violadores salidos de la cárcel por el 'solosiessí'.
El tiempo, que todo lo alcanza, borra los rostros de las más fenomenales esculturas, y así impuso a Podemos su condena de días e inviernos. Lo que empezó pidiendo el fin de la casta, remató con una ministra llorando por dejar un puesto y siendo tan encantadoramente conservadora. Uno se hace conservador justamente cuando tiene algo que conservar.
Los jueces conservan –ay– el imperio de la Ley y los líderes de Podemos, una cartera de ministro, el coche oficial y un chalé con escolta, piscina, tinaja y mucama de Igualdad. El seto de aquella casa, más alto que la valla de Melilla, era el auténtico muro de la democracia y no el de Sánchez, que viene con aire como de paredón, boca seca y oscuridad de agujero de cañón al amanecer.
Uno se hace conservador justamente cuando tiene algo que conservar
Lo que empezó pidiendo el fin de la casta, remató con una ministra llorando por dejar un puesto
Por lo general, la política te echa un porrón de años encima salvo a Belarra y Montero, que entregan la cartera con una lozanía y un impulso como de la salida de la Behobia-San Sebastián. Será que mantienen buenos hábitos o que, como a la presidenta madrileña, también les gusta mucho la fruta.
En la ceremonia de su despedida, Montero, monja guapa, viste una camiseta en la que se lee 'Confía, coño'. Aprendo por una nota de Araceli Nicolás en este periódico que se trata de una marca de ropa que justifica su nombre de la siguiente manera: «'Confía, coño' es tu voz interior abriéndose paso entre las dudas impuestas, las adquiridas, las generadas y las degeneradas. Es la conquista de la confianza (…) que nace de una parte mágica y humana. Es un mensaje para las personas que creemos en la reconstrucción del yo y del mundo», etcétera.
Me acordé de Paquito Cano, el fotógrafo taurino al que Ava Gardner llamaba 'Coño' porque no sabía decir Cano. Canito, que la amó sin tenerla entre sus brazos, me contó que cuando aprendió a decir su nombre, él le confesó: «Ava: prefería cuando me llamabas Coño». Eran otros tiempos y una mujer de bandera también significaba otra cosa. Se rompe España también porque se rompe el coño al que han sacado de contexto tristemente.
El coño era uno de los tesoros de nuestro castellano, interjección hachazo, muestra de exaltación de lo que fuera, de la sorpresa, del cabreo, una palabra galerna que ahora se aparece tristemente domesticada, liberada de la ofensa de la entrepierna sustituida por la reivindicación y la puñetera autoayuda que tantas ganas da de cortarse las venas.
Están desnaturalizando el coño de Tejero, de Ava y de Don Camilo, coños amnistiados, mascotizados, desprovistos ya de su fuerza proscrita, para enarbolar, qué tristeza, llantinas de ministra. Qué horror de coño 'mainstream', coño que da la patita, fin de la palabrota que se soltaba para escandalizar, se liberaba, a fin de cuentas, como un latigazo. Ahora escuchas un taco y es señal de que te van a dar la turra.
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