De Bach a C. Tangana pasando por Marbella

Con su pareja hicieron la reserva, alquilaron un coche, compraron las entradas para el concierto en el Starlite y se fueron para allá. Planazo. Menos de una hora de carretera, pasando por la costa. Que si Fuengirola, que si Benalmádena… ¿Qué podía salir mal? Admite que no es que sea el peor viaje de su vida, pero sí la anécdota más desagradable. Cuando llegaron a la habitación, vieron que «ahí no se podía dormir». El relato, para los «tres minutos» que estuvieron en la zahúrda, es bastante minucioso: «era lo más asqueroso que he visto en la vida. Las sábanas, con manchas de lejía y acartonadas; todo el cuarto con una olor de humedad, no pasaba ninguna inspección de sanidad, ninguna…».

Estupefactos, volvieron a recepción: «Aquí no vamos a dormir», le dijeron a la recepcionista, que reaccionó sin el más leve atisbo de sorpresa. «Sabía perfectamente de qué le estábamos hablando», asegura el músico. Con la misma naturalidad con la que se prepararía una taza de café, les devolvió el dinero y santaspascuas. «Luego miramos las reseñas, y todos los comentarios decían lo mismo. Fue culpa nuestra por no leerlas antes», se fustiga.

Y eso que, asegura, no es que sea remilgado a la hora de escoger hotel. «Puedo superar bastantes cosas, en mis años mozos he dormido en en albergues en Londres con 25 personas en una habitación, y más de una vez en suelos de aeropuertos…», pero este alojamiento superaba todos los récords de insalubridad: «No sé si en el calabozo de una comisaría las condiciones son peores».

Acabaron encontrando otro alojamiento, y con el concierto todo mejoró. C. Tangana «consigue tener una magia especial. Reconozco que tenía algunos prejuicios, pero cuando escuché 'El madrileño' me encantó». Además, Gallén se fija mucho no solamente en la estrella, sino en el conjunto. Debe ser deformación profesional. «Sabe rodearse de gente con mucho talento —dice— y mi sorpresa fue que conocía a muchos de los músicos en el escenario, ya que son de la Camerata Penedés», una orquesta fundada como cooperativa de músicos en Cataluña, con la que acaba de interpretar el mítico musical 'Sweeney Todd' de Stephen Sondheim en el Palau de la Música Catalana.

Este ha sido, precisamente, uno de sus hitos en 2023: «Cuando estudiaba en la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC), mi sueño era tocar las 'Variaciones Goldberg' de Bach en el Palau». De hecho, las Goldberg fueron su trabajo de final de grado. Pero «la vida te lleva a sitios inimaginables» y acabó debutando en la sala, pero de una manera diferente. Todo es música, al fin y al cabo: «La formación y la disciplina de la música clásica es lo que me ha dado las herramientas para afrontar estos proyectos».

En Madrid se le puede ver empuñando la batuta en la producción otro título emblemático, 'Chicago', que «es el mismo espectáculo que se representa en Nueva York, lo hemos montado trabajando con el equipo de Broadway». En diciembre y enero, el primer musical que ha compuesto él mismo, 'L'alegria que passa', sobre un texto de Santiago Rusiñol, vivirá su segunda temporada en Barcelona. En el Liceo, donde también este año ha estrenado 'Nala', una ópera de pequeño formato, dirigirá las funciones de 'La cuina de Rossini', espectáculo para público joven que se basa en las óperas del compositor. En fin, un no parar. Lo que no sabemos es si va a volver pronto a Marbella.