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bala perdida

Los muertos de Mazón

Me sospecho que Feijóo ha venido dejando que el tiempo pudriera la obstinación de Mazón

Dos reyes

El silencio de los corderos

Ángel Antonio Herrera

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Bajo su exótica manera, Mazón ha estado un año entero trabajando para el PSOE. Quiero decir que se ha tomado doce meses para comprobar lo que quedó esclarecido al día siguiente del menú largo del Ventorro: los muertos no perdonan. Y los muertos acudieron ... en cónclave, la otra tarde, en Valencia, durante el homenaje de Estado, y ahí vio Mazón lo del poeta, pero de otra manera: «Vendrá la muerte y tendrá tus ojos». La muerte, sí, llegó masivamente, en una ceremonia de sólido silencio, y tuvo los ojos de Mazón, que enseguida no tuvo otro remedio que decir que ya no aguantaba más. O sea, que pillaba la puerta. Pero los que no aguantaban más eran los familiares de las víctimas numerosas, y aquí escribir familiares es convocar un sinónimo de víctimas. Yo quiero creer que Mazón no pudo soportar el dolor que te mira de frente en esa ceremonia, porque ya la cita íntegra y pausada de los nombres y los apellidos de cada una de las víctimas resultó un goteo de daño directamente bárbaro. Allí estaban los muertos, con DNI, y allí estaba Mazón, que era en el fondo otro muerto, aunque él no lo sabía o no quería saberlo. Hasta la víspera de después, cuando vio al fin que igual procedía soltar el sitio de su servicio público. Me sospecho que Feijóo ha venido dejando que el tiempo pudriera la obstinación de Mazón, tan digna de mejores causas, así como tantas gentes dejan que se pudran los amores o los amoríos, para que el propio mal resuelva sus angustias. Igual un poco de brío decisorio sí le hubiera hecho falta a Feijóo, porque la dimisión ha acabado disparando contra el propio partido. Tampoco el modo en que esa misión fue expuesta al público ha resultado memorable, y hablo en el sentido más práctico del término, porque rehuir la propia palabra, dimisión, en una comparecencia que va de eso mismo, es difundir sombras en la ocasión buscada para la claridad. Mazón no es sólo el culpable, pero sí el primer culpable. Llegó difunto a un cónclave de muertos.

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