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BALA PERDIDA

Morirse dos días

La muerte merece mejor calendario que el amor, porque la muerte ocurre siempre, y el amor no demasiadas veces

Alquiler y felicidad

La madre de Lamine

Ángel Antonio Herrera

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Yolanda Díaz suele regalar algunos propósitos celestes que igual no van a ninguna parte, pero animan el 'Sálvame' de los temarios políticos en curso, con Antonio Garamendi al fondo, que se cabrea mucho sin despeinarse nada. Díaz nos propone ahora una reforma de los permisos laborales por defunción ... , que pasarían de los dos días pactados a quince días que están aún en el aire. A uno estas holguras, ante un episodio luctuoso, le parecen entre bien o muy bien, pero igual sólo estamos ante una fantasía de nuestra vicepresidenta atareada, que sólo ha hablado con ella misma, para luego contarlo en el recreo de una rueda de prensa y, de paso, amargarle el desayuno a Garamendi. El permiso, en caso de defunción de familiar, es corto, sí, y no sé yo si diez días quizá resulta un plazo demasiado amplio, pero conviene mirarlo al contraste con el permiso por luna de miel, por ejemplo, que anda en los quince días. Medio mes por irte con la consorte a las Bahamas y dos ratos de día para velar a tu padre, más los trámites espantosos de la industria de la muerte, son una desproporción que conviene ajustar cuanto antes. Eso sí. La luna de miel es una lujuria anticuada, cuando ya a las bodas van incluso los hijos de los contrayentes, cubata en mano, y más anticuado aún es darle dos tardes a la secretaria porque se le acaba de morir la madre. La muerte merece mejor calendario que el amor, porque la muerte ocurre siempre, y el amor nunca, o demasiadas veces, y porque morirse sólo dos días es muy poco tiempo para morirse. Ya digo que estas conjeturas nos animan el domingo, que es el día capital del desánimo, y nos dan jaleo para la cháchara, pero igual no nos acaban apañando los pocos días que ahora tenemos para la vida de luto, cuando toca, dos días de nada que no dan ni para la burocracia sin alma de sepultura. Casi prefiero no comentar que Díaz arriesga que la medida incluye a familiares, pero también a amigos. Quiero suponer que la condición de amigo no la avala Facebook.

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