EL BATALLÓN
La máscara y la roña
El ponzoñoso 'legado Maraver' nos revela lo que se esconde bajo esas sonrisillas apacibles y ese tono infantil de cantajuegos de Yolanda Díaz
Metaverso faltón (8/6/2023)
Desperado (1/6/2023)
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Iniciar sesiónYA tiene Yolanda Díaz su Pam o a su Montero. Hablamos de Agustín Santos Maraver, ese personaje verbalmente incontinente que la izquierda siempre tiene a mano para que le quite las moscas al que manda, conceptualmente vitriólico, que no teme empacharse hablando pestes de ... esto y aquello, hasta de su país si se tercia. El caso de Maraver es la sublimación de ese fenotipo tan hispánico del bocachancla de toda la vida pues hace falta ser desvergonzado para, ejerciendo de embajador de España ante las Naciones Unidas, dejar por escrito que su país es «una monarquía bananera» mientras, por supuesto, se deshace en elogios a la Venezuela chavista, que debe ser la arcadia prometida de Sumar y hacia donde el yolandismo parece que dirige su revolución social con tal de «terminar con la segunda restauración borbónica». Para ello, Santos Maraver no tiene reparo en ridiculizar a Felipe VI, al jefe de ese Estado que le mandó a la ONU para que además de hablar mal del Rey, de España o de la OTAN y muy bien de Maduro, de Putin y del golpe del 1-O, llevarse todos los meses más de seis mil euros, además de las típicas gabelas diplomáticas. Así durante cinco años. Sin duda, España es diferente...
El descubrimiento del ponzoñoso 'legado Maraver', grafómano y faltón, nos revela lo que en realidad hay detrás de Sumar, lo que se esconde bajo esas sonrisillas apacibles y ese tono infantil de cantajuegos de Yolanda Díaz. ¿Para qué contar con Montero, Pam o Echenique si se tiene a Santos Maraver para el rompe y rasga y la cicuta? Que el diplomático vertiera sus insultos a España bajo un seudónimo avala esta teoría de la máscara aparentemente amable tras la que se esconde el yolandismo. Y justifica también la tolerancia con la que Sánchez ha permitido que el representante de España en la ONU llame a su país «monarquía bananera». No estaban en la 'deep web' sus arreones contra España, no. De hecho, tras el mote con el que firmaba sus alumbramientos geopolíticos venía su nombre de pila y sus dos apellidos. Maraver forma parte de la izquierda diplomática, a la que no le ha ido nada mal siempre que ha mandado el PSOE, como demuestra su jefatura de gabinete durante el impagable mandato de Moratinos en Exteriores. Enlaza Maraver, por tanto, el zapaterismo con el yolandismo con el hilo conductor del sectarismo extremo que dicta lo políticamente tolerable para no ser carne del movimiento 'woke', el que diseña las líneas rojas que separan a 'los demócratas' de 'los fachas', con su doble vara de medir lo admisible. A ojos del PSOE es «una vergüenza» (un «error», en palabras de la 'derechita sabelotodo' que surfea en las ondas) que el PP pacte con Vox; pero no lo es que los socialistas o Sumar lo hagan con los proetarras o los separatistas.
Y así las cosas, emerge en esta grave hora de España el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, el penúltimo zarramplín en busca de sus tres segundillos de 'gloria' progre, alabando lo mucho que ha hecho por España el 'talde' político de aquellos que han asesinado a más de 850 españoles. De tanto blanquear a Bildu a brochazos, un epitelio de roña y cochambre moral les cubre a ellos ya por entero.
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