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LA TERCERA

Byung-Chul Han y las cosas del corazón

La filosofía de Han no se ha alejado del corazón iluminador: sigue atesorando cierta vida sentimental. Pero dados sus problemas con los temples egomaníacos, ha terminado por abrazar los sentimientos del no-yo

¿Qué ha dicho la Comisión de Venecia?

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Álvaro Cortina

«La filosofía tiene una cierta vida sentimental», asevera Martin Heidegger en uno de sus cursos. ¿Es eso verdad? Emociones, afectos, sentimientos, pasiones... ¿Qué han reflexionado los filósofos sobre estos arrebatos, de muy vario signo y pelaje, que colorean nuestra existencia? Veamos. Desde luego, la ... retórica clásica se ha ocupado de las emociones (¿acaso se podría persuadir a un robot sin corazón?), pero su lugar genuino se halla más bien en la filosofía llamada «práctica». Y, concretamente, en la ética. En este campo, durante unos cuantos siglos esta les ha otorgado a los sentimientos un papel significativo, aunque ancilar. Para los clásicos, las virtudes (fortaleza, autocontrol, prudencia, etc.) no pueden ser categorizadas como sentimientos, aunque también es cierto que son inconcebibles sin ellos. O sea, cada virtud presupone una suerte de equitación anímica, un peculiar dominio de la razón (activa, rectora) sobre los sentimientos (pasivos, inmediatos).

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