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La Alberca

Ministerio de Bulos y Bulas

Lo mejor del nuevo salmorejo sanchista es que persigue la injuria contra los suyos y la fomenta contra los otros

De Quintero a Broncano

Limpiarse el cupo en las cortinas

Alberto García Reyes

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El bulo es un vicio del sometido y la bula es una depravación del poderoso. Y este es el segmento exacto en el que cabe el sanchismo. Su trepidante Plan de Acción por la Democracia, cuyo título es una asunción implícita de que bajo el mandato de Sánchez la libertad peligra y merece ser rescatada ... , oscila entre el castigo a las injurias que le son contrarias y la indulgencia con las calumnias que le son favorables. El Gobierno pretende asumir el control sanitario de la información para cribar las noticias de manera que la verdad tenga que pasar a partir de ahora por el filtro administrativo antes que por el judicial, como las multas de tráfico. Y al mismo tiempo, la parte más caída a la izquierda pregona que legislará para despenalizar las injurias a la Corona y las ofensas religiosas. Sólo falta saber si la palabra 'religiosa' incluye todos los credos o sólo el católico. Pero de entrada la batería de medidas huele a fritanga bananera. Esto en Cuba no pasa con el Granma ni en Venezuela con el 'Aló presidente'. Hasta Mertxe Aizpurua, que antes de ser socia de investidura fue periodista en el diario Egin y puso el famoso titular el día que liberaron al funcionario de prisiones secuestrado en un zulo –«Ortega Lara vuelve a la cárcel»–, sabría distinguir. Ella sabe bien que la Justicia persigue los bulos informativos desde que España es una democracia libre. Lo ha vivido en primera persona. Conoce cómo funcionan los procesos civiles sobre el honor de terceros y, sobre todo, los penales por delitos de injurias y calumnias. Y sabe que cuando las decisiones sobre la veracidad de una noticia se toman en el despacho de un funcionario nos acercamos más a 'Gran Hermano' que a 'Ciudadano Kane'. Es decir, para combatir el abuso editorial, que existe, su solución es la limitación de la libertad de expresión. Muerto el perro, se acabó la rabia.

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