Limpiarse el cupo en las cortinas

La elección de Sevilla como sede del congreso es tacticismo de parchís. En Andalucía el PSOE agoniza y el cupo catalán se percibe como una felonía contra el desarrollo de una comunidad que concedió al socialismo 40 años de hegemonía. Los andaluces piensan como García-Page, pero tienen que conformarse con el servil Espadas y con los susurros de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, vicepresidente del Congreso, guardián andaluz del sanchismo en la Corte. Y para colmo toma la palabra Montero, aquella entrañable consejera de Hacienda de la Junta de Andalucía que reclamaba a Rajoy 4.000 millones de deuda histórica por la infrafinanciación estatal y ahora defiende, qué estómago y qué trabalenguas, la prebenda catalana. Cambios de opinión. El Sur es el búnker del sanchismo, el único sitio que le queda donde refugiarse de sus propios ataques. Y lo que pretende, además de ponerle el celofán de la democracia interna a la traición, es persuadirnos de que el cupo catalán no significa lo que pone en el papel, «plena soberanía fiscal», que no sabemos leer, sino una oportunidad para todos los demás, por ejemplo Soria, Teruel y Cuenca. «Hay que hacer de la necesidad virtud», dijo Sánchez con la amnistía. El problema es que cuando se abusa tanto de esa autoproclamada superioridad intelectual, mira qué genio soy yo y qué tontos vosotros, y se abandona la moral, todo es relativo. Este PSOE presenta la celebración del congreso en Andalucía como una caricia a todos los agraviados, pero muchos andaluces se duelen de que viaja al Sur para limpiarse en sus cortinas.